
¿Cómo estás?
Yo, bien, muy impresionado con la confirmación de que la ganadería vacuna argentina (de carne y leche) entró en un vigoroso proceso de transformación . Es lo que se respira en la Rural, una muestra eminentemente ganadera, donde este año el acompañamiento de la maquinaria agrícola refleja que entramos definitivamente en la era de la intensificación . Ya habló bastante de esto en la editorial de Clarín Rural . Pero quedó mucho en el tintero, así que… aquí voy con más.
Los viajes que iniciamos, junto con crecientes grupos de productores , nos abrieron la cabeza y nos permitieron ver en qué andaba el mundo agropecuario. Recuerdo uno, hace cuarenta años, cuando visitamos al cabañero Don Nichols en Iowa. Allí tuvimos la oportunidad de ver un Heavy Duty, un toro Angus icónico , portador de una exhuberante masa muscular y una rara agilidad de movimientos . Estaba en una de las decenas de piquetes que jalonaban el establecimiento. Rodeado de maíces de cosecha y rastrojos de silo de maíz planta entera.
Alguno del grupo le preguntó por qué toda la ganadería era base maíz, y no sobre pasturas. La respuesta surgió a todos: “porque el maíz es el forraje más barato” .
–¿Cómo? ¿Más barato que una pastura?
–Si consideras el costo de la tierra, sí. El maíz, en combinación de silo y grano, más algo de alfalfa y núcleo proteico, en Iowa son la fórmula más económica de producir carne.
Y no hablaba solo de la cabaña. Todo el engorde ya había entrado en la era del corral y la base había sido el nuevo paradigma de “agricultura para la ganadería” . Nosotros, por esos años, estábamos a pleno con el “pastizalismo”. Era el sistema opuesto: aquí se hacía ganadería para la agricultura . Con el ciclo de tres o cuatro años de pradera, se regeneraba parte de la materia orgánica perdida en el laboreo que requería la agricultura, en los tiempos en que reinaba el arado, las rastras de discos y de dientes . Más los escardillos y las rejas aporcadoras y toda la parafernalia de instrumentos de tortura para los suelos. Que se volaban o se llenaban de cárcavas.
Erosión, pérdida de nutrientes y de capacidad de retención del agua . Se fue tomando conciencia. Vendría la labranza vertical, con el cincel, el cultivador de campo, los vibrocultivadores, para ir dejando un poco de rastrojo en la superficie. Y juntar agua, “sellando” los suelos con una disqueada al final del barbacoa.
Todo empeoró con la soja, y en particular con el doble cultivo (soja de segunda sobre trigo). Muchos quemaban los rastrojos para facilitar la implantación. En los 80 no se podía andar. Entre el humo y la tierra volando ir por las rutas era un peligro. Muchos expertos empezaron a despotricar contra la soja.
Pero no era la soja. Era el sistema .
Hasta que llegó la siembra directa. Y con ella, toda la tecnología se acomodó . Desde el control de malezas a la irrupción de una nueva oleada de híbridos de maíz. Y los trigos franceses de la generación baguette. Resultado: la pulsión por la agricultura continua, porque frente a este aluvión tecnológico el ciclo de tres o cuatro años de pastura pasaba a tener un alto costo de oportunidad. Si se imputaba como costo el valor de los alquileres, la ganadería no podía competir.
En el tambo, lo vivieron los muchachos del equipo de Luis Marcenaro en La Serenísima. “Viene un vecino con un Zanello y le dan los mejores lotes para que haga soja”, recuerda siempre Luis. Las vacas sufrieron, hasta que llegó la herramienta salvadora: el silo de maíz . Y con él, los comederos afuera del tambo, cada vez menos esclavo del pasto de cada día.
Sí: el silo de maíz planta entera fue la llave maestra de la gran transformación . Le abrió la puerta a un nuevo ordenamiento, donde la “función tierra” producía alimento en mucha mayor cantidad, conservado para todo el año. Y la “función vaca” , recibiendo ese alimento en un corral y transformándolo en leche. De 18 litros diarios, a 25. Ahora, con la oleada del galpón, 37.
Lo mismo con el novillo. Ya no somos tan distintos a Iowa . Palermo Hollywood. De pronto, vemos que estamos transitando el mismo camino. De la invernada pastoril, al engorde a corral . Diez millones de hectáreas cedidas a la nueva agricultura de la siembra directa. La mitad de la producción agrícola se hace hoy en esas tierras. Y mantenemos el stock de vacas lecheras y de vacas de cría. La expansión de la frontera ganadera hizo su parte, pero la llave maestra que abrió la ganadería del futuro fue el silo de maíz y todo el fierrerío que lo acompaña. Picadoras, embolsadoras, palas cargadoras para limpiar corrales . Compostaje y distribución de efluentes. Circulación de nutrientes. Es lo que se ve en Palermo. Y es lo que le da renovada energía .
