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PUERTO QUEQUÉN: La decadencia de una presidencia

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Horacio Castelli

Cerró definitivamente Puerto Gardelia. Un análisis de la gestión de Jimena López en Puerto Quequén

La gestión de Jimena López al frente del Consorcio de Gestión del Puerto de Quequén ha sido, en mi opinión, un claro reflejo de decadencia.

La reciente decisión de desmantelar Puerto Gardelia, un sitio con gran potencial turístico y de actividad, es solo un síntoma de una presidencia que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias.

Sin embargo, el problema va mucho más allá de esta única determinación.

La ex diputada y funcionaria nacional ha demostrado una falta de visión estratégica y de liderazgo que repercute directamente en el desarrollo de nuestra estación marítima.

Puerto Quequén necesita imperiosamente una inserción internacional más robusta, que acompañe las políticas de la provincia de Buenos Aires para la apertura de nuevos destinos comerciales.

Es fundamental trabajar incansablemente para lograr el tan ansiado arribo del tren de carga, una medida que agilizaría las tareas portuarias y aliviaría significativamente la congestión de camiones en las calles de Quequén.

Asimismo, es crucial ampliar el hinterland del puerto, buscando condiciones que permitan ofrecer mejores precios por tonelada para los productores que elijan traer sus productos a Quequén. Y no menos importante, se debe pelear con firmeza para que las pizarras reflejen valores más acordes con la verdadera importancia de nuestra estación marítima.

La falta de conducción es palpable, evidenciando una incapacidad para asegurar los votos necesarios en el directorio y definir estrategias claras que posicionen a Puerto Quequén donde corresponde.

La decisión de Jimena López de no apoyar la implementación de la Tasa Portuaria es, a mi entender, una clara señal de su alineación con los intereses de las empresas extranjeras, que se niegan a aportar un solo centavo en favor de Quequén.

Estas empresas utilizan y deterioran nuestras calles vecinales sin asumir ninguna responsabilidad económica, mientras la presidenta del Consorcio prefirió desentenderse de estas necesidades apremiantes.

Ante este panorama, surge una pregunta ineludible: ¿En serio desea Jimena López ser candidata a intendente en 2027?

Posicionarse como la «primera presidenta» de Puerto Quequén, lejos de enaltecer el papel de la mujer, desmerece el trabajo de tantas mujeres que, sin ocupar cargos de presidencia, han demostrado y demuestran una capacidad y enjundia mucho mayores.

Ha transcurrido tiempo suficiente en su gestión para concluir que no está capacitada para ejercer este cargo. No se observan mejoras sustanciales en el Puerto, ni un beneficio tangible para el distrito. La realidad es que no gestiona, y su interés parece centrarse en armar su candidatura a intendenta, utilizando un camino que considero equivocado.

Cuando llegue el momento de mostrar los logros de su presidencia en el Consorcio de Gestión del Puerto de Quequén, me temo que lo único que tendremos será una foto desteñida y un silencio absoluto.