Por Horacio Castelli
En este segundo informe continuamos desmitificando las afirmaciones de las entidades agropecuarias respecto a la supuesta incidencia negativa de la Tasa Vial Solidaria.
Como hemos señalado previamente, esta tasa no recae sobre los productores agropecuarios, sino sobre las terminales y exportadoras, quienes parecen tener motivos para perpetuar confusiones al respecto.
¿Qué dicen los números?
Con datos objetivos y gráficos que analizamos, se demuestra que la incidencia de la Tasa Vial en los costos de producción del trigo es del 0,4% y del maíz del 0,49%. Estos porcentajes son insignificantes cuando se los compara con los mayores costos de estos cultivos, que recaen en la comercialización y cosecha: 35,9% en trigo y 43,23% en maíz.
La Tasa Vial tiene un impacto mínimo en la estructura de costos, pero su recaudación permitiría atender los problemas que genera la actividad agroexportadora en el mantenimiento de los caminos rurales y las calles del ejido urbano. Esto beneficia directamente a los vecinos y, de manera indirecta, a los mismos productores y transportistas al mejorar las vías de acceso hacia las terminales portuarias.
¿Por qué mienten?
Las entidades agropecuarias argumentan que no tienen fuerza para enfrentarse a las grandes empresas transnacionales, pero esta explicación superficial no se sostiene. Si verdaderamente defendieran a sus asociados, exigirían que las terminales y exportadoras asumieran el costo de la Tasa Vial en lugar de trasladarlo a los productores.
La realidad es que las exportadoras no solo tienen el poder económico para asumir este costo, sino que su negativa a hacerlo refleja una estrategia de presión para evitar cualquier regulación que afecte sus márgenes de ganancia.
Próximos informes
En nuestra siguiente entrega, abordaremos la incidencia de la Tasa Vial en otros cultivos como la soja de primera, la soja de segunda, el girasol y la cebada. También revelaremos las soluciones posibles que las entidades agropecuarias podrían adoptar si realmente priorizaran los intereses de los productores en lugar de proteger los privilegios de las grandes exportadoras.
Este análisis continuará desarmando los discursos falaces y aportará claridad sobre quiénes realmente son responsables de las problemáticas que enfrentan los caminos y las comunidades rurales.
El historial de resistencia y falta de propuestas
En 2013, se aprobó una Tasa Portuaria que, aunque vigente por pocos meses, generó resistencia inmediata por parte del sector exportador. Pese a un fallo judicial favorable a la Municipalidad, que exige el pago de una deuda que supera los 400 millones de pesos, las apelaciones constantes han impedido su cobro.
Desde 2014, ningún representante del sector agroexportador ha presentado una propuesta concreta para solucionar los problemas que su actividad genera en el ejido urbano de Necochea y Quequén. Mientras tanto, las calles deterioradas y los servicios urbanos afectados por el tránsito pesado continúan siendo un problema sin solución por parte de quienes deberían asumir su responsabilidad.
El compromiso del sector político
Ante esta inacción, el sector político ha trabajado para implementar medidas que no perjudiquen significativamente a la agroexportación pero que contribuyan al mantenimiento del espacio urbano que estos utilizan para sus actividades. La Tasa Vial Solidaria se diseñó con este objetivo: aportar soluciones mínimas pero concretas, con un impacto económico despreciable para un sector que acumula márgenes millonarios.
En próximos informes, seguiremos desnudando las falacias que rodean este tema y demostrando cómo esta tasa, lejos de ser una carga desproporcionada, es una herramienta necesaria para el bienestar de todos los vecinos.
El relato no resiste las cifras, y las cifras no mienten.