Con arduos debates en los Concejos, algunos jefes comunales recurren a la toma de créditos con la institución bancaria provincial para encarar obras o comprar maquinarias.
Atajar los efectos de la crisis se ha convertido, desde hace un tiempo a esta parte, en la principal preocupación de la mayor parte de los intendentes bonaerenses. Agobiados por el alza de precios y la inflación, que hace casi imposible afrontar proyectos de envergadura, varios de ellos comienzan a mirar a las instituciones bancarias para paliar la crítica situación de sus tesorerías.
El fenómeno recién comienza, aunque el camino elegido por algunos jefes comunales lo recorrerán otros de sus pares, con proyectos que recorrerán los vericuetos de los Concejos Deliberantes para dar el visto bueno al compromiso.
Las solicitudes de autorización para endeudarse ya desembarcaron en comunas conducidas por tres alcaldes de diferente signo político: Junín, comandada por Pablo Petrecca (PRO); Chacabuco, gobernada por el peronista Darío Golía y Tandil, tierra del radical Miguel Angel Lunghi.
Desde el Banco Provincia aseguraron a La Tecla que la institución “tiene una línea de financiamiento para los municipios bonaerenses, que ofrece préstamos para realizar obra pública y adquirir distintos tipos de bienes para mejorar los servicios que brindan los gobiernos locales”.
Con esta premisa, los municipios que picaron en punta por estas horas aplicarán los empréstitos a comprar terrenos, asfaltar calles o comprar maquinaria vial, entre otros destinos.
Al respecto, explicaron que “los préstamos tienen un plazo máximo de 48 meses, con 12 de gracia para el pago de capital y una tasa fija especial, que actualmente es de 35% anual”.
Para que el Banco Provincia acepte la propuesta, los pedidos de endeudamiento no sólo deben pasar el filtro de los Concejos y las Asambleas de Grandes Contribuyentes, sino también necesitan tener el visto bueno del Tribunal de Cuentas bonaerense. La tarea no es sencilla, pero en los territorios el recurso del salvavidas de la entidad bancaria estatal ya se arrojó al mar de las economías locales.
La Tecla