martes, julio 16, 2024

Locales, Política

Los “perversos” de la política necochense

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Por Horacio Castelli (ex concejal)

Desde hace algunos años, se viene repitiendo que distintos espacios políticos se han nutrido de ciudadanos sin antecedentes en la actividad.

Han dado la bienvenida a quienes han decidido comprometerse para trabajar en la función pública y no solo comentar lo que no les gusta.

Bien, en el 2011 fuimos muchos ciudadanos sin antecedentes políticos, que decidimos acompañar a Horacio Tellechea en su decisión de ser intendente de Necochea.

Allí aparecieron los “perversos” de la política necochense, que nos persiguieron, estigmatizaron, mintieron y lograron finalmente echar al intendente de su cargo con mentiras.

En mi caso particular, los “perversos” me impidieron jurar mi cargo de concejal suplente, habilitado legalmente por la Justicia Electoral, desconociendo lo que me correspondía con una falacia inventada entre cuatro paredes.

Tuve que trabajar cuatro meses sin poder votar, ni firmar los despachos de comisión y sin cobrar la dieta, que nunca fue remunerada, que es lo de menos. Lo increíble es que ese Concejo Deliberante contó con solo 19 votos sobre los 20 que correspondían.

A pesar de estas persecuciones, nunca se nos cruzó a ninguno de los ciudadanos que comenzábamos a transitar en la política, hacer lo mismo con los nuevos ciudadanos que a partir del 2019 se incorporaron a la vida pública, como funcionarios o concejales.

Lejos de la actitud de los “perversos” de la política necochense, felicitamos, acompañamos y alentamos a cada uno de ellos.

De esta manera, pudieron desarrollarse como políticos, transitar con tranquilidad la difícil tarea de gobernar, legislar.

Los “perversos” de la política necochense, no nos dejaron a un grupo de vecinos hacer lo mismo, nos impidieron desarrollar proyectos que apuntaban a mejorar la calidad del resto de los ciudadanos.

La democracia se debe ejercer libremente, quienes estén habilitados para elegir y ser elegidos lo deben hacer libremente.

Excepto que existan “perversos”, que lo impidan.