Por Horacio Castelli
Haciendo un paralelismo forzado, de la obra literaria, podemos decir que en Necochea existe un lazarillo, que ayuda a un “cieguito político”, local.
En una entrevista radial, este “lazarillo” local, salió a conducir a través de su verba ya conocida, a este ”cieguito político”, que no sabe muy bien hacia dónde va.
Incluso, es extraño que el lazarillo de origen radical, conduzca al cieguito peronista, que años antes decidió defenestrar, (‘destruir la imagen pública de algo o de alguien’), en forma reiterada.
Cómo en las presentaciones públicas que el cieguito ha realizado, no supo explicar para qué se presenta como pre candidato, el lazarillo decidió salir a guiarlo.
Parecería que se podría aplicar una vieja frase política “el cieguito al gobierno, lazarillo al poder”, obvio, salvando las diferencias.
Este escrito que se puede tomar como algo sarcástico, en realidad es una expresión de fastidio por la aparición de personas que “juegan” a la política.
No saben que hacer, cómo hacerlo y de donde sacar los fondos para financiarlos. Solo hacen informes de los problemas que tiene el distrito. Son meros comentaristas.
Martín Migueles está en la oscuridad política a semanas de las PASO, y su lazarillo, Gonzalo Diez, trata de llevarlo de la mano hacia donde, él cree, debe ir.
El problema del lazarillo de Necochea, es que se ha chocado varias veces con la realidad de su escasa inserción en los habitantes del distrito, y el final del camino puede ser la nada misma.