Seguéi Lavrov ha agitado el fantasma de una eventual guerra nuclear. «El peligro es grave, real y no debe subestimarse», ha asegurado en una entrevista el jefe de la diplomacia rusa.
Según Lavrov, Rusia parte del principio de que una guerra nuclear es algo «inadmisible», pero añade que el riesgo es «bastante significativo» y que a Moscú «no le gustaría ver esos riesgos inflados artificialmente».
Por lo que se refiere a las negociaciones con Kiev, no se mostró optimista.
«Muchos de nosotros estamos convencidos de que la posición real de Ucrania se determina en Washington, Londres y otras capitales occidentales, y por lo tanto, nuestros analistas políticos dicen: ¿por qué hablar con el equipo de Zelenski? Tenemos que hablar con los estadounidenses, negociar con ellos, llegar a algún tipo de acuerdo», señaló.
No obstante, Lavrov señaló que siguen negociando con los ucranianos y que, en cualquier caso, la guerra terminará con un tratado basado en «la situación real de las operaciones militares».
Bombardeo sobre infraestructuras ferroviarias para impedir el paso de armas extranjeras
Las fuerzas rusas centraron este lunes sus bombardeos en estaciones de tren e instalaciones ferroviarias en varios puntos del centro y el oeste de Ucrania, con el objetivo de dificultar la logística, paralizar infraestructuras clave de Ucrania y, sobre todo, cortar las rutas de suministro militar desde el extranjero. Los ataques dejaron cinco muertos y más de 40 heridos.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha reiterado que Rusia no podrá ganar esta guerra y pedido a sus conciudadanos que hagan todo lo posible para que la presencia de las tropas rusas en Ucrania sea «insoportable».
«Todos en el mundo, incluso los que abiertamente no nos apoyaban, están ahora de acuerdo en que es en Ucrania donde se decide el destino de Europa, el destino de la seguridad mundial y el destino del sistema democrático», dijo Zelenski.