El camino, indefectible, abierto por las plataformas de streaming, que tuvieron un mayor impulso debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus, llevarán a que las salas de cine «desaparezcan», afirmó el realizador canadiense David Cronenberg.
«El cine está muerto, desaparecerá. Gracias a plataformas como Netflix este proceso radical ya inició», sostuvo el director de «La mosca» durante una charla magistral en la segunda jornada del Festival de cine de Matera, que tiene lugar en la homónima ciudad italiana, hasta el 10 de octubre. «Incluso yo ya no voy al cine y cuando se me ocurre es una pesadilla incluso solo para encontrar estacionamiento. Es mucho mejor ver una película en casa, cómodamente sentado en el sillón y con la gran calidad de audio y vídeo de las nuevas tecnologías», afirmó. Agregó que la pandemia «seguramente aceleró este proceso».
«De todos modos, no tengo ninguna nostalgia, cambia solo el modo de hacer cine, como tampoco tengo nostalgia del analógico, es mucho mejor el formato digital, a pesar de lo que en su momento había dicho (Steven) Spielberg», señaló.
Sobre los festivales, en cambio, sostuvo que «sobrevivirán» y que «probablemente sean los únicos lugares donde se verán películas en las salas».
Cronenberg, de 78 años, brindó una extensa charla en la que, además de dar una gran lección de cine, habló de todo y con gran claridad: del género del «body horror», del que es maestro indiscutible, de la pandemia, de la biopolítica, de la última película que rodó en Grecia, «The crime of future», del corto de un minuto de su hija con el inquietante título «The death of Daid Cronenberg» y de «Titane», ganadora de la Palma de Oro de Cannes. Al referirse a la pandemia de Covid-19, recordó la polio, cuando era niño.
«Entonces, todos los niños teníamos miedo de contagiarnos, luego llegó la vacuna. Pero la pandemia es algo realmente aterrador, es una aventura global», sostuvo.
«Tengo ambas dosis de la vacuna, pero el fenómeno de los ‘no vax’ depende especialmente de dos cosas: el uso equivocado de Internet, que a menudo difunde noticias falsas -como aquella que se refiere a la modificación del ADN, pero también, como sucede en Estados Unidos, porque la gente no tiene confianza en el gobierno», agregó. Sobre Internet, agregó que «sobre el rumor de que Bill Gates quiere colocar un chip en el cuerpo humano, me pregunto por qué debería ser cierto. Todos tenemos teléfonos inteligentes en nuestros bolsillos».
Sobre la biopolítica -neologismo utilizado por Michel Foucault para identificar una forma de ejercer el poder no sobre los territorios, sino sobre la vida de los individuos y las poblaciones, nuevamente en boga-, Cronenberg sostuvo que «el control del cuerpo siempre existió, incluso en Occidente, con respecto a las mujeres». Así, despejó la idea de que este control se ejerce ahora «a través de las vacunas» anti Covid-19.
Además, dijo, «¿qué hace la vacuna sino liberar al cuerpo y devolverlo a la vida, tal como era antes de la pandemia?».
En otro tramo de la charla se refirió a la directora de «Titane», Julia Ducornau, a quien muchos críticos ya consideran como su heredera.
«Creo que tiene una sensibilidad única. Sé que se define como una deudora de mis películas, sobre todo de ‘Trash’, pero es una mujer que tiene su propia sensibilidad original. La conocí en Toronto y la encontré extraordinaria», sostuvo.
Luego, se refirió someramente a su último trabajo, «Crimes of the future», que acaba de rodar en Grecia, con Viggo Mortensen, Léa Seydoux, Kristen Stewart y Scott Speedman.
El realizador no quiso adelantar mucho, pero desmintió -sin mucha fuerza- que la trama se encuentra en Internet, en el sitio Deadline.
Como sea, relata una historia de la humanidad que está aprendiendo a adaptarse a un ambiente sintético. «Esta evolución lleva a los humanos más allá de su estado natural y hacia una metamorfosis, alterando su estructura biológica. Mientras algunos abrazan el potencial ilimitado del transhumanismo, otros intentan controlarlo. De cualquier manera, el ‘síndrome de la evolución acelerada’ se está afianzando y extendiéndose rápidamente», explicó.
Detalló que «el artista de performance Saul Tenser abrazó el Síndrome de Evolución Acelerada, brotando órganos nuevos e inesperados en su cuerpo. Junto con su socio Caprice, Tenser convirtió la extracción de estos órganos en un espectáculo para que sus fieles seguidores lo admiraran en el teatro en tiempo real».
«Pero con el gobierno y una extraña subcultura tomando nota, Tenser se ve obligado a considerar cuál sería su actuación más impactante de todas», dijo sembrando el suspenso.
Por último, el cineasta hizo referencia al cortometraje de su hija Caitlne, «The death of David Cronenberg», en el que utilizó un doble suyo de silicona, usado en la serie «Slasher», en la que trabajó como actor. «¿Qué se ve en el corto? A Cronenberg, el vivo, que se acerca a su cadáver, el de silicona, muerto en la cama. Se acusta a su lado para abrazarlo, para acompañarlo en el largo viaje», concluyó. (ANSA).