La pandemia del coronavirus mantiene su alto ritmo de expansión en Brasil con un índice de contagio de 1,13, según el Imperial College de Londres, mientras el gobierno posterga el anuncio sobre el inicio de la vacunación y advierte que los inmunizados tendrán que firmar un documento asumiendo eventuales consecuencias.
La tasa de contagios, o Ritmo de Transmisión (RT), se ubicó hoy en 1,13, por lo tanto cada 100 infectados habrá otros 113 que se contagiarán, y a partir de estos habrá otros 127, formando una espiral ascendente, según el Imperial College británico.
Desde fines de noviembre todos las semanas el RT fue superior a 1 indicando que la expansión de la dolencia está en una fase acelerada a la que algunos investigadores de la Universidad de San Pablo han definido como el inicio de la segunda onda de la dolencia, apreciación compartida por expertos de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
Hasta el momento Brasil acumula 6.927.145 infectados, con un promedio de 43.049 por día, lo que permite estimar que esta semana se llegará a los 7 millones de afectados.
Al mismo tiempo este lunes fue el decimoprimero día consecutivo de alza en el promedio de fallecimientos, coincidiendo con la curva ascendente de contaminados.
Brasil es el segundo país del mundo por número de víctimas, con 181.945 defunciones, sólo superado por Estados Unidos, de acuerdo con las estadísticas de la universidad norteamericana Johns Hopkins.
El cuadro que presenta la pandemia en Brasil es grave por partida doble: de un lado el acelerado crecimiento de la dolencia y por el otro la errática política sanitaria del gobierno.
El diario The New York Times dedicó un editorial a la situación que enfrenta Brasil, un país «hundido en el caos» sanitario cuyas autoridades parecen estar «jugando con vidas humanas».
El presidente, Jair Bolsonaro, anunció: «debo firmar mañana una medida provisoria para comprar la vacuna, que no será obligatoria y ustedes van a tener que firmar una cláusula de responsabilidad» por eventuales consecuencias no deseadas.
Bolsonaro conversó el lunes a la noche con un grupo de personas que expresaron su oposición a la vacuna.
El presidente agregó que «la (vacuna de) Pfizer dice bien claro… bien claro, que no se responsabiliza por los efectos colaterales, entonces la gente que quiere tomar, no la toma, la gente que no quiere, no la toma».
El gobierno ya firmó un acuerdo con el laboratorio inglés AstraZeneca y ministerio de Salud inició conversaciones con el laboratorio estadounidense Pfizer para la compra del inmunizante que ya comenzó a ser aplicado en Estados Unidos e Inglaterra.
Pero el ministerio de Salud no quiere anunciar la fecha en que dará comienzo la inmunización pese a que el Supremo Tribunal Federal emplazó al gobierno a comunicar cuando se iniciará la vacunación.
Bolsonaro ha manifestado repetidamente su oposición a la obligatoriedad de la aplicación del antídoto y su decisión personal de no ingerir ningún inmunizante.
Poco después de las declaraciones del presidente, las epidemiólogas Carla Domingues y Ethel Maciel dijeron en la TV Globo que el gobernante genera una «barrera para que la gente no se vacune, crea una sospecha cuando lo que se necesita es dar seguridad a las personas».
Asimismo Bolsonaro volvió a defender el lunes a la noche que los pacientes con coronavirus tomen hidroxicloroquina a pesar de que la Organización Mundial de la Salud desaconseja esa medicina concebida para enfermos con lupus. (ANSA).