Un tercio de los italianos consideran que sus condiciones de trabajo y de vida empeoraron considerablemente desde que comenzó la pandemia de coronavirus.
Lo determina la investigación «Italia en tiempos de Covid-19» realizada por investigadores del Instituto para Estudios Avanzados del Cambio Social, observatorio del departamento de Sociología e Investigación Social de la Universidad Bicocca de Milán.
Los italianos creen que son más desfavorables sus condiciones laborales, por la intensidad de la jornada, la dificultad de conciliar el trabajo con la vida familiar, la paga insuficiente y los riesgos para la salud.
Sin contar el deterioro de la situación financiera, la salud mental y el vínculo con los amigos.
Sin embargo, los encuestados demostraron tener esperanza y optimismo de cara al futuro: para dos de cada tres personas, del período de emergencia apenas superado se puede aprender algo positivo para el futuro.
Entre abril y agosto se entrevistaron a 950 personas, una muestra seleccionada en el marco del proyecto de investigación «ITA.LI -Italian Lives», investigación «longitudinal» sobre el curso de la vida en la Península, financiada por el Ministerio de la Universidad mediante fondos del Departamento de Excelencia, que el Instituto para Estudios Avanzados del Cambio Social conduce junto al Instituto Nacional de Estadística italiano (ISTAT) y la empresa de encuestas IPSOS.
Los entrevistados respondieron un breve cuestionario -ya utilizado en Alemania y en el Reino Unido- con la intención de registrar cambios en los principales ámbitos de la vida (salud, trabajo, relaciones familiares y amistosas y calidad de vida) a partir de la irrupción del Covid-19 y de las medidas para evitar su contagio.
El primer resultado arrojó que la pandemia trajo un leve empeoramiento de las condiciones generales de salud, medidas especialmente en términos de disminución del nivel de bienestar mental e incremento de la cantidad de personas que reportan disturbios del sueño.
De hecho, las personas que declaran sentirse calmas y serenas la mayor parte del tiempo suman un 75,6% mientras que era del 65,3 antes de la pandemia.
Si antes, el 68,3% de los entrevistados se declaraba pleno de energía en todas o casi todas las circunstancias de la vida, ahora lo afirma solo el 58,2%.
I Casi la mitad de la población se ve afectada por momentos de tristeza y desánimo (44,3%) y no más de un italiano cada cuatro (26,7%), como en los meses anteriores a que surgiera el virus.
En tanto, los casos de insomnio aumentaron: el 54,1% de la muestra afirma tener dificultades para dormir, mientras que antes de la emergencia era apenas el 35,6%.
En cuanto a la dependencia, un italiano de cada cinco (20,8%) comenzó o recomenzó a fumar o fuma más que antes, si bien el 15,2% fuma menos.
La tendencia es opuesta sobre el consumo de alcohol: disminuyó para un quinto de la muestra (19,4%) y aumentó para alrededor de un décimo (11%).
En el marco laboral, los puntos críticos son el aumento de la intensidad de las tareas (28%), los riesgos para la salud (39,8%) y el conflicto entre el trabajo y la familia (27,6%).
Los salarios descendieron para el 34,9% de los entrevistados.
Para alrededor de un tercio de las personas, la calidad del trabajo empeoró, especialmente para quienes tienen un título universitario.
En cuanto a la calidad de vida, disminuyó en diversos ámbitos en cuanto al nivel de satisfacción que se había registrado antes de la emergencia: relaciones familiares, amistosas (especialmente para las mujeres), tiempo libre y situación financiera (sobre todo para las personas comprendidas entre los 35 y 44 años). (ANSA).
