Por Horacio Castelli
Cuando los amigos tienen privilegios, la situación no puede ser peor para una sociedad.
Eso es lo que sucedió en los últimos dos años de una administración pésima, que dejó de lado las responsabilidades institucionales.
Desmanejo económico, despilfarro en cargos políticos, ingreso permanente de personal con la complicidad de dirigentes sindicales que miraban para otro lado.
Ahora queda un tendal de proveedores que cumplieron con su parte del contrato y no recibieron nada a cambio, excepto promesas incumplidas.
Los tristes finales de administraciones irresponsables, terminan siempre igual; negando la realidad, acusando al que quiere cobrar, y cerrando teléfonos.
Las pocas respuestas que se dan, eluden la realidad y niegan la verdad, adjudicando a maniobras desestabilizadoras las opiniones que se vuelcan.
La falta de insumos en sectores delicados, el pago en cuotas de los sueldos, el atraso de cinco meses de las horas extras, parecen ser verdades «desestabilizadoras».
Ahora, los «amigos» están esperando que el «amigo» llegue a un cargo presidencial en un Consorcio, para seguir cobrando las «pautas» generosas que recibieron durante cuatro docenas de meses.
Los distritos que padecieron tan espantosas administraciones, no merecen que estos dirigentes sigan ejerciendo el poder, en lugares donde pueden seguir haciendo daño.
Lo dijimos y lo hicimos dice la publicidad al inicio de esta página, así que los que no entendieron el mensaje de Facundo López y su banda, de que los únicos beneficiarios serían los medios y periodistas coimeros, a llorar al baño, no queda otra . . .