Por Horacio Castelli
Los impuestos y las tasas distorsivas atentan contra el trabajo de las micro empresas, sobre todo cuando el propio estado no paga.
El impuesto a los ingresos brutos, ya lo dijimos, es un impuesto distorsivo, y claramente ilegal, más allá que tenga la aprobación legislativa.
No se puede cobrar sobre algo que se factura, pero no se sabe cuándo se cobra, que es lo que sucede justamente con los pagos estatales.
Quien emite una factura, ya paga al mes siguiente el impuesto, aunque esta se la paguen cuatro o cinco meses más tarde.
Encima, al facturar, los montos de las ventas aumentan y muchas veces los monotributistas nos vemos sorprendidos con el aumento de categoría.
Esto implica que debemos pagar más, mientras aún no hemos cobrado un peso de lo facturado.
Por lo tanto, el propio estado convierte al círculo en lo más vicioso que se pueda producir en la vida económica de las micro empresas.
La falta de conciencia que tienen los estados perjudica el crecimiento de la economía, que en definitiva atenta contra el crecimiento del estado.
Esta situación viene ocurriendo desde hace años, y nadie quiere solucionarlo, prefieren que los ciudadanos sigamos pagando la inoperancia.
Tasas distorsivas
Incluso, entre las tasas municipales distorsivas, nos encontramos con la que se refiere a Seguridad e Higiene.
Como todos sabemos, las tasas son por el contrario prestación de un servicio. ¿Qué servicio presta un municipio en Seguridad e Higiene?
Este gravamen perjudica claramente a los comercios, empresas de todos los niveles y no ayudan en nada a la economía regional.
Solo sirve para que los gobiernos municipales tengan más dinero para malgastar, y sigan con la feria de funcionarios y amigos militantes.
Muchas veces se ha criticado al ex intendente Horacio Tellechea, por ejemplo, por no aumentar las tasas cuando asumió.
Ese no fue el problema, el error fue gastar más dinero que el que se debía en nombramientos de militantes como pago por su participación política.
No es necesario el aumento de las tasas, sino bajar los gastos excesivos que tienen los estados, como, por ejemplo, la cantidad inmensa de funcionarios que hoy tiene Necochea.
Con cinco funcionarios, incluido el intendente, es suficiente. Todos los demás son pagos políticos. ¿Por qué lo debemos pagar los ciudadanos?