«Solo hay una manera de hacer este trabajo», afirmó el lunes el alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Husein, animando a su sucesora, Michelle Bachelet, a no dudar en condenar públicamente los abusos graves.
«No estamos aquí para callarnos», declaró Zeid, que deja su puesto al finalizar el mes, cuando será sustituido por la expresidenta chilena Michelle Bachelet. El exdiplomático y miembro de la familia real jordana elogió a la futura alta comisionada.
Sin embargo, durante el proceso de selección, algunos diplomáticos y determinadas fuentes de la ONU indicaron que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, deseaba nombrar a alguien con un perfil más conciliador respecto a los jefes de Estado y de gobierno extranjero.
«No busco hacerme amigos entre los gobiernos», afirmó Zeid, y añadió que el cometido del jefe para los derechos humanos es, en primer lugar, alzar la voz para defender a las víctimas de abusos.
«No me generaría mucha confianza un alto comisario que no hiciera [este trabajo] así», afirmó en entrevista con un grupo selecto de medios internacionales, entre ellos la AFP.
– Otras palabras –
Durante su etapa en el cargo, Zeid criticó públicamente a determinados dirigentes, como el presidente estadounidense, Donald Trump.
Según fuentes de la ONU, Guterres habría deseado moderar el tono del alto comisionado para no perder el apoyo de los Estados miembros.
Zeid aseguró a la AFP que el secretario general sólo le pidió una vez que moderara su lenguaje, cuando acusó a Trump de «falta de generosidad» tras la adopción de un decreto antiinmigración que apuntaba directamente contra países musulmanes, poco después de su llegada a la Casa Blanca.
«Me dijo: ‘sabes, Zeid, tenemos problemas con la nueva administración estadounidense, podría haber amenazas sobre nuestra financiación, así que quizá podrías utilizar otras palabras'», declaró, recordando su conversación con Guterres.
Zeid afirmó que se tomó esto como un consejo de un «viejo amigo». «Seguí de la forma en que pensaba que había que actuar y él no insistió para que cambiara», agregó.
Algunos activistas humanitarios acusan al secretario general de haberse relajado en lo tocante a los derechos humanos desde su nombramiento, en diciembre de 2016.
Zeid explicó que había «una progresión natural» que afecta a todos los secretarios generales: primero observan la «topografía política» del cargo, luego adoptan una línea más dura sobre los abusos, arriesgándose a ponerse en contra a los dirigentes extranjeros.
Zeid declaró que no se arrepentía de haber condenado ningún abuso procedente de ningún gobierno.
Pero, al término de lo que describió como un trabajo de cuatro años para arrojar luz sobre las violaciones de los derechos humanos en todos los continentes, Zeid confesó que no veía el futuro con mucho optimismo.
– ‘Demagogos, charlatanes’ –
Zeid condenó sin descanso a los políticos culpables, según él, de atizar tensiones étnicas y religiosas para hacerse valer, como el presidente Trump y el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Durante su mandato, afirmó haberse dado cuenta de que «todos los Estados estaban en construcción y que una o dos generaciones de políticos irresponsables podían destruir cualquier Estado», citando Estados Unidos, Hungría, y también al gobierno conservador de Polonia.
Zeid afirmó temer «el retorno de los demagogos, las medias verdades, los charlatanes que predican el miedo, atizan la xenofobia y usan a los extremistas violentos y espantosos [como el grupo Estado Islámico] como contrapunto para justificar todo lo que hacen».
Pero, al ser preguntado sobre qué es lo que más le aterra, el alto comisionado se limitó a contestar que lo que más miedo le daría sería la posibilidad de que le pidieran «seguir en el puesto».