Por Ing. Agr. Horacio Delguy*
Mientras el Presidente de todos los argentinos, Ing. Mauricio Macri, en el marco de la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación, se dirigía a los diputados, senadores, miembros de su gabinete y a la ciudadanía, prometiéndoles un futuro promisorio y planteando un discurso voluntarista, de visión cortoplacista y periférica, ignoraba al sector económico que explica más de las dos terceras parte de nuestras exportaciones: el agropecuario.
Son los productores agropecuarios y las economías regionales, los que transitan en un alto porcentaje situaciones de quebranto, y toda la comunidad rural la que espera anuncios, respuestas concretas y soluciones útiles para alivianar el peso de la crisis y enmendar las gravísimas consecuencias económicas de la misma.
Intensa sequía, distorsión de precios relativos, endeudamiento generalizado e importaciones indiscriminadas, afectan a la mayoría de los productores, pero especialmente a los de mediana y pequeña escala. Una “tormenta perfecta” que conduce a un colapso generalizado con pocos precedentes.
Sorprende la falta de sensibilidad de las autoridades nacionales y provinciales frente a las mujeres y los hombres del campo condenados por la distracción política y por el clima a perder más de 4.000 millones de dólares sin paliativo alguno; más aún, también sorprende la tenue y complaciente postura de la dirigencia gremial agropecuaria, como si la realidad se correspondiera con un panorama sin graves problemas a la vista, pero que, ante tamaña crisis sectorial, debería estar dedicada a convocar a sus representados para movilizarse, a proponer acciones gremiales contundentes, a declararse en estado de alerta, e instar a los gobiernos nacional y provinciales a declarar con urgencia el estado de desastre agropecuario en todos los ámbitos, para aliviar con medidas concretas la gravísima situación que padecen los productores.
Entre otros instrumentos, y ponderando regiones y escalas de producción, podrían aplicarse medidas para liberar a los establecimientos de campo afectados de los anticipos y saldos del impuesto a las ganancias, contar con líneas de crédito subsidiadas y liberarlos del impuesto inmobiliario rural, ingresos brutos y tasas municipales, que a la fecha continúan vigentes como en un cuadro de absoluta normalidad
Si las entidades del ruralismo continúan distraídas y si el Gobierno Nacional transita la emergencia y desastre con anuncios intrascendentes y periféricos, como los formulados días atrás por el Presidente en “Expoagro”, tendremos que ser los productores, quienes nos movilicemos en defensa de muestro modo de vida y de nuestra cultura productiva. También, para impedir, en el mediano plazo, los remates de nuestras tierras y nuestras casas, tal como sucedió (en un contexto sin retenciones a las exportaciones) durante las crisis de la convertibilidad de la década de los noventa con la preanunciada y efectivizada desaparición de 200.000 familias rurales. No permitamos que esto se repita.
*Productor Agropecuario – Ex presidente del Frente Agropecuario Nacional (FAN)