El acuerdo final sobre la Gran Coalición se alcanzó hoy en Alemania tras semanas de extenuantes tratativas y una maratónica reunión nocturna final.
El precio pagado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller, Angela Merkel, fue altísimo: más de seis ministerios quedaron en manos de los socialdemócratas, tres de ellos cruciales, como Finanzas, que quedaría en manos del alcalde de Hamburgo, Olaf Sholz.
En tanto, el Partido Socialdemócrata (SPD), alicaído en las urnas, mejoró su posición y llevó a casa un resultado excepcional.
Incluso la canciller, en riesgo hasta hace algunas horas, exhibió su trofeo: «El camino fue largo, pero valió la pena. Existen las condiciones para un gobierno estable».
En efecto, tras el fracaso del intento «jamaiquino» con los Verdes y los liberales en noviembre pasado, el éxito no estaba descontado.
Pero fue Martin Schulz quien reivindicó, parado a su lado, que «en el contrato de coalición se reconoce la mano de los socialdemócratas».
«En las políticas europeas habrá un cambio de dirección por parte de Alemania», prometió durante la conferencia de prensa. Su batalla será la de comandar junto al presidente francés, Emmanuel Macron.
Las palabras de Schulz tuvieron un impacto inmediato incluso en Italia, con el diferencial de rendimiento entre los títulos italianos Btp y el alemán Bund, que se redujo a 119 puntos base, récord mínimo desde septiembre de 2016.
Los juegos para el gobierno, sin embargo, aún no están cerrados. La decisión final estará en la base de los socialdemócratas.
Ni siquiera la corte constitucional tiene intenciones de detenerlos -hoy se anunciaron cinco apelaciones rechazadas en Karlsruhe- y los alrededor de 464.00 miembros votarán desde el 20 de febrero al 2 de marzo.
Las labores de Shulz, por tanto, no culminaron y todos los sacrificios de Merkel tuvieron un claro objetivo: ayudarlo a convencer a los suyos para evitar volver a votar.
El programa que promete finanzas sólidas, inversiones, solidaridad europea, una ofensiva sobre la educación, relanzamiento digital y más seguridad deberá detener la capacidad persuasiva de un joven rebelde que se llama Kevin Kuehnert, el líder de la juventud del SPD, quien movilizó a miles de personas que se inscribieron en el partido por su invitación con el objetivo explícito de que votaran en contra de la coalición.
Hasta el momento, por lo tanto, todos están bajo fuego. La economía se lamentó rápidamente de la Gran Coalición «más querida» entre las lideradas por Angela Merkel (sería la tercera para la canciller, en el cuarto mandato).
La Asociación de la Industria Alemana (BDI) se manifestó perpleja. Y hay quienes se quejaron diciendo que por poco la Unión «no nos devolvió la cancillería».
Los compromisos dolorosos parecen estar todos en el campo de la CDU. Según trascendidos, el SPD se hará cargo de los ministerios de Finanzas (Scholz); Exterior (Shulz); Trabajo; Justicia; Ambiente y Familia.
La CDU se contenta con el de Economía (está destinado Peter Altmaier); Defensa (permanece Ursula von der Leyen); Educación; Salud y Agricultura.
Los halcones de la Unión Social Cristiana de Baviera obtuvieron un ministerio del Interior cedido al líder Horst Seehofer, quien se ocuparía personalmente de «valorizarlo con un nuevo espacio dedicado a la patria».
Además, tendrán Transportes, Digital y Economía del Desarrollo. A pesar del éxito inesperado, confirmado por muchos rostros presentes en el Adenauer Haus, Schulz sale de la negociación muy debilitado en el plano personal: quedó atrapado en el ministerio del Exterior. Pero también tuvo que ceder el título de vicecanciller, que sería para Scholz.
Su ingreso en el gobierno generó una polémica muy alta en los medios alemanes durante todo el día: se le reprocha de haber excluido, como candidato a canciller, que nunca hubiera ingresado en un gabinete de Ángela Merkel. Una contradicción que los alemanes no perdonan.
Shulz, que lo sabe bien, intentó repararlo informando por la tarde que quería ceder la presidencia del partido a Andrea Nahles, la pasionaria que condujo el Congreso de Boon.
«Es mujer, es muy joven, puede responder mejor a las exigencias de renovación del partido», sostuvo Shulz. Nahles es conciente del peso del deber: «Ciertamente no sola, pero podemos hacerlo», dijo. ¿Qué haría mejor que Shulz?, le preguntaron los periodistas.
«Tejer», respondió.(ANSA).