La reunión del panperonismo en San Bernardo comenzó con algunos altibajos. Un grupo de intendentes y legisladores hicieron una parada previa en Costa del Este, se encerraron en una casa alquilada en La Reserva y compartieron un café mientras cerraban posiciones de cara al inminente encuentro.
Los sentimientos eran mixtos. Mientras Gustavo Menéndez rumiaba improperios sobre su posible detención y criticaba duramente a la Justicia oportunista, que funciona solo cuando quiere quedar bien con el partido político de turno, el grupo del Frente para la Victoria (FpV) aseguraba por teléfono que no se presentaría en la cumbre. Los congresales pusieron el grito en el cielo. Si bien el FpV ya había advertido que no iría, nadie supuso que finalmente cumplirían con la amenaza.
También sobrevolaba un clima festivo. No fueron pocos los que se animaron a llamar a Sergio Massa directamente a su celular para invitarlo a la cumbre. Sabían que no correspondía, por reglamento, su presencia allí y que tampoco él tenía intenciones de ir, pero el llamado de rigor era necesario para quedar bien con el líder del Frente Renovador (FR).
Dadas las circunstancias, era inevitable. Lo sabían ellos que llamaron y lo sabía él que atendió. No obstante, la comunicación sirvió para traer al congreso una buena noticia. Apenas llegado a los Estados Unidos, donde es asesor en seguridad del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, Sergio Massa dio el visto bueno a la invitación a regresar al peronismo y pidió que lo esperen para avanzar con el armado.
El siguiente desafío es el de tener listo un candidato a gobernador para el mes de abril. Incluso en el fragor optimista de la cumbre de San Bernardo, a nadie se le escapó que si María Eugenia Vidal se presenta nuevamente, es imposible de derrotar en la provincia por cualquiera de los candidatos que actualmente ostenta el peronismo. Martín Insaurralde se posicionaba como uno de los posibles candidatos, hasta que puso una cláusula irrisoria: Sólo se presentará si el peronismo tiene el triunfo asegurado.
Es decir, sólo competirá si sabe de antemano que va a ganar. Con Vidal enfrente, esto es imposible. De este modo, la candidatura del intendente de Lomas de Zamora está reducida a las intenciones que tenga de cambiar radicalmente su postura.
Felipe Solá es otra alternativa que se baraja puertas adentro del justicialismo. Creen que no es un blanco fácil para la gobernadora, dado que ella misma lo caratuló como “el mejor gobernador que tuvo la provincia de Buenos Aires”, pero tiene una imagen negativa muy alta. Florencio Randazzo tuvo un rechazo unánime.
Para la enorme mayoría del peronismo, aceptó una suma estrafalaria de dinero del gobierno para presentarse en las últimas elecciones y dividir al peronismo. El que ostenta el apoyo unánime es Sergio Massa, pero éste tiene intenciones de dar pelea a nivel nacional. Incluso se animó a presentar a un candidato propio: Daniel Arroyo, un referente en políticas sociales del FR.
La propuesta no pareció descabellada entre los peronistas, que creen que la figura de Arroyo no presenta prontuario alguno y, al igual que ocurrió con María Eugenia Vidal hace cinco años, su candidatura puede ser creada poco a poco, basándose en la poca imagen negativa y una buena campaña.
De este modo, Sergio Massa estaría regresando al Partido Justicialista y el armado comienza a tomar forma. Hay un solo requisito ineludible por parte de todo el arco justicialista a excepción, claro está, del FpV: Que Cristina Fernández de Kirchner acompañe, pero en silencio. (www.REALPOLITIK.com.ar)