México y Canadá acordaron mantenerse en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) y hacer fuerzas para que se modernice sin caer en el juego del presidente Donald Trump ni ceder en las exigencias de Estados Unidos.
Este fue el resultado más palpable de la visita de dos días iniciada ayer por el primer ministro de Canadá a México, Justin Trudeau, quien se reunió anoche a solas con el presidente Enrique Peña Nieto, tras realizar un viaje relámpago a Washington donde también habló con Trump en la Casa Blanca.
No nos vamos a levantar de la mesa de negociación cuando se presenten propuestas con las que no coincidimos», afirmó Trudeau durante una conferencia de prensa, mientras Peña señaló que «no podemos ser rehenes de una sola posición».
Ambos gobernantes convinieron en que buscan «un buen acuerdo» que sea «positivo para las tres partes».
«Conforme avanzamos en la renegociación, continuaremos trabajando hacia nuestra meta compartida de un acuerdo ganar-ganar-ganar», afirmó Trudeau.
Peña dijo que «más allá de las versiones un tanto pesimistas o que buscan meter rispidez al proceso de negociación, estaría bien atento a lo que esté ocurriendo realmente en las mesas de negociación». «Cualquier otra posición que ocurra en esas mesas no deja de ser más que especulaciones», señaló.
Las declaraciones de ambos líderes ocurren en momentos de fuerte incertidumbre, tras iniciarse el miércoles la cuarta de siete rondas de diálogo para renovar el acuerdo suscrito en enero de 1994, que triplicó el comercio en la región y crear un mercado cercano a los 500 millones de consumidores.
Las negociaciones se llevan a cabo en un hotel cercano, en Arlington, Virginia, en medio de una enorme expectativa y un ambiente de pesimismo que ha incluso generado fuertes pérdidas en el peso mexicano frente al dólar.
El inicio de la nueva fase de negociaciones estuvo marcado por un ambiente agridulce, pues se anunció que se había logrado un acuerdo en materia de competitividad, el segundo alcanzado hasta ahora después del obtenido en el tema de las pequeñas y medianas industrias.
Sin embargo, la mala noticia es que Estados Unidos presentó en la mesa dos propuestas consideradas inaceptables por sus contrapartes.
La primera consiste en revisar cada cinco años el tratado y la segunda en aumentar a por lo menos el 50% las partes fabricadas en Estados Unidos de los automóviles que se fabrican en la región, cambiando las reglas de origen.
Además, causó muy mal ambiente que Trump declarara previo al encuentro en una entrevista a la revista Forbes que «el TLCAN tiene que ser cancelado si queremos hacerlo bueno para nosotros.
De otra forma no creo que podamos negociar un buen acuerdo», señaló.
El canciller mexicano Luis Videgaray afirmó que «México es mucho más grande» que el acuerdo trilateral y «está preparado para los escenarios que pueden resultar», mientras empresarios estadounidenses y mexicanos acusaron a Trump de pretender «dinamitar» las tratativas.
El lenguaje empleado tras la entrevista entre Trudeau y Peña fue más sutil y moderado y ambos dirigentes se esforzaron por dar la impresión de que no desean enrarecer aún más el ambiente.
«Seguiremos privilegiando el diálogo constructivo como vía para la modernización del acuerdo de libre comercio», dijo Peña.
Más tarde, durante la cena que le ofreció su anfitrión en Palacio Nacional, Trudeau disipó toda duda de que está del lado de México y dijo que ambos países «siempre estarán juntos en los días malos, para que puedan celebrar en los buenos». (ANSA).