martes, diciembre 24, 2024

Internacionales

MÉXICO: Más de 150 ultimados en Sinaloa en 2017

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El estado de Sinaloa, en el norte mexicano, principal bastión del Cártel del Pacífico, encabezado hasta hace poco por Joaquín «El Chapo» Guzmán, extraditado a Estados Unidos el 19 de enero pasado, está en llamas debido al vacío que dejó el jefe criminal.

La volátil situación, que ha arrojado más de 150 muertos desde que inició el año, 11 sólo el pasado día 7, se debe al «vacío» que dejó Guzmán luego de ser enviado a Estados Unidos, según afirma el propio ministro de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos.

Las pugnas internas crecieron a su máxima intensidad entre las facciones dominantes del también llamado Cártel de Sinaloa luego de la extradición, principalmente la dirigida por dos de los hijos de Guzmán, que se dicen herederos de su empresa criminal, su «compadre» Ismael «El Mayo» Zambada y el primo de los primeros, Alfredo Beltrán.

A partir del lunes pasado, las Fuerzas Armadas anunciaron un reforzamiento de sus acciones para apaciguar este infernal ambiente.

«Ante la ausencia de su líder hoy están peleando quién se puede hacer cargo de la organización», afirmó Cienfuegos, al ser cuestionado sobre este aumento de la espiral violenta en Sinaloa.

Sólo el 7 de febrero hubo dos enfrentamientos, una en Culiacán y otra en Navolato, con un saldo combinado de 11 muertos, entre ellos un marino.

Los hijos de Guzmán acusaron a Dámaso López, jefe de uno de los bandos en disputa, de haber sufrido una emboscada cuando iban a reunirse en un lugar desierto en compañía de Zambada el pasado día 4.

Dámaso es un antiguo aliado y ex lugarteniente de «El Chapo», que fue subjefe de seguridad de la prisión de Puente Grande, estado occidental de Jalisco, de la que lo ayudó a escapar en enero de 2001 a bordo de un carro de lavandería.

Una carta escrita a mano y difundida la semana pasada reveló que los hijos del Chapo, Iván Archibaldo y Jesús Alfredo, que ya habían sido víctimas de secuestro en el centro veraniego de Puerto Vallarta, en agosto pasado, y liberados al cabo de unos días, resultaron heridos cuando iban a reunirse con López.

Este último nunca se presentó y los hijos de Guzmán debieron salir huyendo hacia una aldea apartada en una zona montañosa para ponerse a salvo, pero sus guardias fueron asesinados, y se rumora que también Zambada habría resultado herido.

Unos días más tarde, el pasado día 9, una tía de los hijos de «El Chapo» (la hermana de su madre), fue asesinada a tiros cuando manejaba un auto Mercedes blanco, en Zapopan, Jalisco, según reveló en columnista Héctor de Mauleón.

La mujer había resultado ilesa en un atentado contra su vida perpetrado hace dos años y es conocida por haber lavado dinero para el Cártel de Sinaloa.

También en esos días fue asesinado en la ruta entre las ciudades de Mazatlán y Durango, también en Sinaloa, un lugarteniente de Aureliano Guzmán, alias El Guano, hermano de El Chapo.

Según De Mauleón, tras la extradición de Guzmán, Dámaso López hizo un pacto para eliminar a Zambada y a los hijos de El Chapo, y hacer una alianza entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, que se disputa la supremacía en el mundo de las drogas en México.

El semanario Riodoce de Sinaloa señaló que El Guano tomó el lugar del Chapo para proteger a sus hijos.

La última «guerra civil» que la publicación recuerda en el Cártel ocurrió entre 2008 y 2009, cuando los Beltrán Leyva se rebelaron acusando al Chapo de entregar al gobierno a uno de sus líderes y arrojó más de 2.000 muertos. «Todo anuncia, para las autoridades, que va a continuar la ola de sangre», en Sinaloa, según De Mauleón.

Como parte de esta guerra el pasado día 9 también fue asesinado en un operativo de la Marina Francisco Patrón, alias «el H2», en la ciudad de Tepic, estado de Nayarit, limítrofe con Sinaloa, y dos días después fue también victimado Isaac Silva, «el H9», ambos jefes del cártel de los Beltrán Leyva.

Esta organización es otra de las facciones del Cártel de Sinaloa, dirigida también por el sobrino de «El Chapo», el mismo que le declaró la guerra y atacó la casa de su madre, Consuelo Loera, a mediados de junio pasado en La Tuna, la aldea donde nació el famoso «rey del crimen», que hoy espera a ser enjuiciado en una cárcel de Nueva York.