Pascual Corapi. Presidente.
Es válido recordar aquí, las causas y objetivos que rodearon su nacimiento allá por 1934, para comparar con la conflictiva situación económica actual y la obvia necesidad de construir y mantener la unidad institucionalmente organizada, por defendernos y proyectarnos en nuestra condición de pequeños y medianos comerciante e industriales. Las primeras décadas del siglo XX, mostraron un panorama mundial caracterizado por el desarrollo acelerado de poderosas concentraciones de gran potencial económico, que comenzaron a exportar sus capitales a países más débiles, con el lógico afán de extraer los mayores beneficios y dominar los resortes fundamentales de sus economías.
En esta etapa y hasta el inicio de la guerra, se abre un período de importante movilización y participación social, tanto en los sectores rurales como urbanos de nuestro país, enarbolándose reivindicaciones económicas y sociales, por la democracia y contra los abusos de los grandes monopolios.
Desde el grito de Alcorta en 1912, que dio nacimiento a la Federación Agraria Argentina hasta el acta de Catamarca 1950, en que queda constituida la llamada Confederación Argentina de la Producción, la Industria y Comercio (CAPIC), pasaron muchas jornadas de lucha de estos sectores pequeños y medianos de la Economía Nacional, para defender sus legítimos derechos y coadyuvar simultáneamente el progreso social de la Nación.
Muchas Cámaras Gremiales como la nuestra, nacieron dentro de ese período histórico como esos perfiles y en el marco del contexto nacional e internacional de la época.
Los objetivos comunes a todas, fueron compensar la debilidad relativa de las PyMES, para dotarlas de mayor peso y gravitación, con lo cual pudo verificarse en la práctica la profunda verdad del adagio que dice «LA UNION HACE LA FUERZA».