“Los bancos de alimentos y otras organizaciones benéficas dan la bienvenida a esta ley, que implicará que las grandes tiendas donen los alimentos sin vender, en vez de tirarlos a la basura o dejar que se echen a perder.”
Una victoria popular
La ley es consecuencia de una campaña popular llevada a cabo por los compradores del vecino país, activistas contra la pobreza que se oponen a que los alimentos que están en buen estado terminen en la basura. La campaña fue iniciada por el concejal Arash Derambarsh y dio lugar a una petición, que en diciembre se transformó en un proyecto de ley y fue presentado ante la Asamblea Nacional por el ex ministro de industria alimentaria Guillaume Garot.
Los activistas ahora esperan persuadir a la UE a que adopte una legislación similar que sea aplicable en todos los estados miembros ya que la ley ha sido bien recibida por los bancos de alimentos, que ya se han abocado a la tarea de encontrar voluntarios, camiones, almacenes frigoríficos y espacio adicional para hacer frente a un aumento de las donaciones de tiendas y empresas de alimentos.
A los supermercados también se les prohíbe que permitan de manera deliberada que algún alimento se eche a perder con el fin de evitar que sea consumido por las personas que se alimentan de lo que hurgan en los contenedores de dichas tiendas.
Acabar con los hurgadores
En los últimos años, el número de familias, desempleados, estudiantes y personas sin hogar de Francia que han encontrado en esta práctica la forma de conseguir alimento es cada vez mayor y se los podía ver por las noches cuando salían a revisar los contenedores, donde rebuscaban en busca de algo con lo que alimentarse y muchas veces ni siquiera le prestaban atención al vencimiento, con el consiguiente riesgo para su salud.
Según los informes, algunos supermercados habían tomado por costumbre rociar los productos desechados con lejía, para evitar la intoxicación alimentaria por elementos tomados de contenedores. Otros supermercados deliberadamente dejaban los alimentos a punto de caducar en depósitos cerrados, para que fueran recogidos por los camiones de basura.
Con esta nueva ley, los jefes de los supermercados con una superficie mínima de 400 metros cuadrados tendrán que firmar contratos de donación con las organizaciones benéficas que lo requieran o que ellos mismos elijan o se enfrentan a una multa de € 3.750, por cada vez que se los encuentre en infracción.
Más comidas para repartir gratuitamente
Jacques Bailet, el jefe de Banques Alimentarias, una red de bancos de alimentos francesa, describe la ley como «positiva y simbólicamente muy importante”, pues según su punto de vista ésta lograría un aumento en la tendencia emergente de que los supermercados donen sus excedentes a los bancos de alimentos.
«Lo más importante, es que los supermercados estarán obligados a firmar un acuerdo de donación con determinadas organizaciones benéficas, por lo que seremos capaces de aumentar la diversidad y la calidad de la comida que distribuimos», dijo. «En términos de equilibrio nutricional, en la actualidad tenemos un déficit de carnes y nos faltan frutas y verduras.»
Los bancos de alimentos y las organizaciones de caridad, por su parte, están obligados a recoger y almacenar los alimentos en perfectas condiciones de higiene y a distribuirlos de manera adecuada y con «dignidad». Esto significa que a los mismos se les debe dar salida a través de un banco de alimentos adecuada o de un centro, donde se fomenta el contacto humano y la conversación, en lugar de, por ejemplo, simplemente repartirlos.
Fundamentalmente la ley también hará que les sea más fácil a las industrias alimenticias donar excesos de producción a directamente a los bancos de alimentos. Hasta ahora, si una fábrica de productos lácteos tenía un excedente de yogures que llevaran la marca “blanca” de un supermercado, donar el excedente a la caridad era un proceso largo y complejo.
FUENTE: http://www.ecoticias.com/