Por Juan Alberto Poteca
Este jueves, se cumplió un nuevo aniversario de una memorable jornada para el deporte argentino. Mí recuerdo, entre las borrascas que nos tira encima el tiempo transcurrido, hace que mí memoria evoque aquella mañana del 26 de noviembre de 1954.
Pascualito Pérez, » El gigante mendocino», lograba el primer título mundial para el boxeo argentino, lo hacia en la categoría mosca.
Pérez, había logrado en 1948, en Londres el cetro olímpico, pero además, hizo suyo los títulos de campeón argentino amateur de novicios, cuatro veces campeón argentino aficionado de su divisional, campeón argentino mosca y tres cinturones latinoamericanos.
Ganó en todo lo que compitió. Me acuerdo de aquella mañana argentina, noche en la lejana Tokio, cuando la expectativa era tan grande, que en la fábrica Istilart de Tres Arroyos, a sus obreros y empleados le dieron mediodía de franco, para escuchar la pelea por radio.
Me acuerdo de mí viejo, pegado a la radio, fumando sus Particulares uno tras otro. No se cómo fue el desarrollo de la pelea en el relato de Manuel Sojit «Corner».
Yo iba a cumplir seis años y la imagen que me queda es el corredor de casa, una mañana calurosa, el aroma de los frutales florecidos y como siempre, los mates de mí madre en consecuente y silenciosa compañía, todo en un marco de suspenso notable.
Atrás quedaron los quince asaltos y las dos caídas del boxeador japonés Yoshio Shirai.
Me acuerdo del festejo de mí padre, el efusivo abrazo que me daba, el beso a mí madre y el saludo entusiasta con los vecinos.
Todo eso, queda como en una película, cuyos cuadros se suceden vertiginosamente. Aquel fue un día de celebración para los argentinos.
La gente se expresó en las calles, mientras los chicos como yo, mirábamos asombrados tamaños festejos.
Los años pasaron y en los 70, tuve la oportunidad de entrevistarlo en dos ocasiones. Conocí a un hombre triste, traicionado por su primera pareja, aunque había podido rehacer su vida sentimental con un segundo matrimonio.
El 22 de enero de 1977 se apagaba su vida y una multitud lo acompañaría hasta el cementerio de la Chacarita.
Sus épicas deportivas y su derrota, cediendo el titulo ecuménico ante Pone Kingpecht; su regreso a los rings y su definitivo retiro, quedaron en la historia del deporte argentino. Yo, simplemente, algo me acuerdo de aquella mañana de noviembre del 54.