La joven vive en Europa y aceptó voluntariamente hacerse los estudios de ADN. Se llegó a ella a partir de una denuncia anónima realizada en 2010. Intervino la Unidad Fiscal para casos de Apropiación, a partir de la Conadi.
El eco de la restitución de Guido Montoya Carlotto aún resuena en el primer piso de la sede de Abuelas de Plaza de Mayo.
Apenas 17 días atrás, Estela de Carlotto comunicaba la aparición de su nieto, del hijo de Laura, lo que conmovió a la sociedad.
Ayer, la presidenta de la asociación de Derechos Humanos informó con la misma “inmensa felicidad” una nueva restitución, la 115º, la de Ana Libertad, hija de Héctor Carlos Baratti y de Elena De la Cuadra.
Se trata de la nieta de Alicia ‘Licha’ Zubasnabar de De la Cuadra, una de las fundadoras de Abuelas y primera presidenta de la asociación, quien falleció en junio de 2008 sin poder abrazarla. La lucha de Alicia no fue en vano.
Ana Libertad nació en cautiverio el 16 de junio de 1977 en la comisaría 5ta de La Plata. Fue arrancada de los brazos de su madre por el terrorismo de estado y entregada a un matrimonio “civil”.
Su apropiador falleció.
Actualmente, Ana tiene 37, está casada y reside en Europa. Luego de la filtración del nombre de crianza del último nieto apropiado, que brindó la jueza que instruye la causa, Abuelas decidió no brindar ningún dato sobre el país en el que vive la nueva nieta restituida y resguardar a la nieta recuperada. “No hace mucho que vive allí”, deslizó Carlotto ante la consulta de los periodistas.
Ana, quien se enteró el jueves de la noticia, estaba anotada como hija biológica del matrimonio que la apropió. Cuando se enteró del proceso judicial que estaba en ciernes y que quien figura como su hermana se había realizado un examen de ADN, voluntariamente decidió realizarse un estudio genético.“Ella estaba ansiosa por conocer su identidad”, contó la presidenta de Abuelas.
“Repercutió en el país en que vive el encuentro de Guido. Y también la alentó a preguntar por su propia identidad, cosa que fue rápidamente respondida, felizmente”, explicó Estela. Y comparó con el proceso que transitó su nieto hasta reencontrarse con su verdadera identidad: “En este caso también hubo una voluntad propia de buscar y querer encontrar (una respuesta). Eso facilita mucho lo que resta: el encuentro con su historia”.
Ana ya dio los primeros pasos en ese sentido: ya se contactó con sus tías Estela y Soledad De la Cuadra, dos de las hijas de Licha. “Hay disposición de conocerse.
Se va a poner muy contenta cuando vea qué clase de familia biológica tiene”, destacó Carlotto.
El caso.
Ana Libertad comenzó acercarse sin saberlo a su verdadera identidad en el 2010 cuando las Abuelas y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) recibieron un mail anónimo con una denuncia concreta sobre la posibilidad de que la joven pudiera ser hija de desaparecidos.
El 26 de febrero del año pasado, tras una investigación documental, el caso fue remitido por la Conadi a la Unidad Fiscal Especializada en Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado. Se trata del primer caso investigado por esta dependencia que finaliza con la restitución de identidad de una nieta.
“Esta Unidad realizó una investigación preliminar que en agosto de 2013 fue enviada a un juzgado federal, solicitando la extracción de sangre de la joven.
Al enterarse de la existencia de una causa judicial, la joven llamó a Abuelas para realizarse voluntariamente el análisis genético”, relató Carlotto en la conferencia de prensa.
Un dato central que permitió profundizar la pesquisa fue el nombre de la partera que figura acreditando el falso parto de la bebé apropiada. “Se trata de una partera a la que tenemos en nuestra base de datos vinculada con el tráfico y la sustracción de chicos de la dictadura”, explicó Claudia Carlotto, titular de la Conadi, quien aprovechó la ocasión para destacar que es crucial la colaboración de la sociedad para resolver las apropiaciones. “Hasta el dato más chiquito puede servir”, dijo.
“Como Ana se encontraba en el exterior, la extracción se produjo el 25 de abril de este año a través del Consulado del país en el que reside.
La muestra llegó el 8 de mayo a la Argentina y fue recibida por la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería.
Este organismo la remitió al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para efectivizar el estudio”, narró Estela.
El proceso se cumplió con todos los recaudos del caso: “Se realizó una cadena de custodia adecuada legal y científicamente correcta a través de una valija diplomática, con una certificación en el consulado para poder realizar examen de ADN en el extranjero. No es la primera extracción que se hace en el exterior. Hoy parece una novedad porque es el primer caso en el que da positivo”, señaló Claudia Carlotto.
Los padres.
Ana Libertad es hija de Elena De la Cuadra y Héctor Baratti. Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) y fueron secuestrados por la Policía Bonaerense el 23 de febrero de 1977, en La Plata.
Estuvieron detenidos juntos en la Comisaría 5ta., donde nació Ana Libertad el 16 de junio de 1977.
Se presume que Héctor pasó a la Comisaría 8va. de la misma ciudad bonaerense. Elena, posiblemente, haya estado “chupada” en el centro clandestino de detención conocido como el “Pozo de Quilmes”.
Ella continúa desaparecida. Los restos de Héctor fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
La búsqueda.
Ana tiene una gran familia que sufrió de manera radical la represión de la dictadura genocida (ver página 6) y la está esperando. “Una de sus tías trabajó mucho con Abuelas junto a Alicia de La Cuadra”, indicó ayer Estela Carlotto.
La presidenta de Abuelas estaba haciendo alusión a Estela, una de las hijas de “Licha”. La relación de Carlotto con los De la Cuadra se remonta a los primeros años de la lucha de las abuelas.
Es que en la casa de “Licha se realizaron las primeras reuniones. “Era una casa donde nos reuníamos en dictadura y con bastante riesgo: de ahí se habían llevodo a sus hijos. Era como una especie de desafío”, recordó.
Estela de la Cuadra, tía de Ana Libertad, había mencionado a este periodista, cuatro años atrás, el rol de la Iglesia en la cobertura del terrorismo de estado: “Como mínimo, en el ’77, (el ex cardenal y ahora Papa, Jorge) Bergoglio estaba al tanto del caso de Ana Libertad. Mi padre le había contado todo».
Estela llevó su planteo ante los jueces del tribunal que juzgaba el Plan Sistemático de robo de bebés y requirió la declaración del ex arzobispo de Buenos Aires, quien fue citado a atestiguar y negó haber tenido información sobre casos de apropiación de niños en aquella época. «En este genocidio Bergoglio tiene mucho que ver. Y en el robo de bebés también.
El silencio acompaña y convalida todas y cada una de las conductas de los que individualmente repartieron bebés”, sentenció la tía de Ana Libertad en aquel momento.
Consultada por este tema en la improvisada conferencia de prensa que se realizó tras el anuncio de Ana Libertad, Estela Carlotto aseguró: “Estela denunció la complicidad de la cúpula de la Iglesia sobe estos temas”.
Y aclaró: “Con la Iglesia, después de haber sido recibidas por el Papa en abril del año pasado, estamos teniendo una relación bastante fluida con gente que conoce bien el manejo de la Iglesia. Nos están dando algunas respuestas bastante positivas en tanto a la disposición de buscar en los lugres en donde posiblemente han entregado a nuestros nietos los archivos para ver dónde están”.