Por Boris Stankievich*
Necochea y Lobería, ubicados en lo que antiguamente se conoció como “Rincón del Quequén” se enfrentan a importantes deterioros en su infraestructura vial. Es por todos conocidos, el pésimo estado de las rutas de la zona, lo que sumado al estado desastroso de los caminos rurales nos sume día a día en un creciente aislamiento.
A pesar de la presencia de un factor de crecimiento económico como es Puerto Quequén, pareciera que esto no es suficiente para contar con una red ferroviaria en pleno funcionamiento; por el contrario, vemos penosas formaciones que se “arrastran” sobre las vías, producto de la falta de inversión y mantenimiento.
El 2014 ha sido, sin duda, un año climáticamente adverso para la producción de nuestra zona. Infraestructura y dificultades económicas son, indudablemente, temas pendientes en nuestra agenda regional.
Pero el clima también ha jugado una mala pasada para el turismo, especialmente para Lobería. Es de público conocimiento que el ingreso al Balneario Arenas Verdes se ha visto imposibilitado por los caminos acostumbrados y se ha tenido que mejorar el camino costero que une Arenas Verdes con Costa Bonita, a fin de que loberenses y turistas puedan llegar hasta las hermosas playas de Arenas Verdes.
Esto significa que, por razones de fuerza mayor, quienes se dirigen a Arenas Verdes deben desviarse de sus recorridos habituales y tienen que usar forzosamente vías alternativas que los hace andar por caminos y playas del Partido de Necochea.
Lo anterior sirve para reflexionar y preguntarse con sorpresa: ¿Cómo es que Necochea y Lobería no han coordinado sus esfuerzos en materia de turismo e infraestructura para crecer juntos?
Imagino un camino costero embellecido y con un óptimo mantenimiento. Costa Bonita es hoy unos de los tantos lugares olvidados que tiene nuestra geografía: suciedad, abandono, lugares intransitables. El camino que continua hacia Arenas Verdes es un recurso turístico de belleza potencial, que espera la mano que lo libre de plásticos y chatarra; y lo adorne con la forestación adecuada.
¡Y cómo no mencionar el extraordinario recurso que representa el Río Quequén! ¿Puede creerse que Necochea y Lobería desaprovechen la oportunidad de coordinar sus esfuerzos turísticos y traten al Quequén como si fuese un “zanjón” que solo sirve para marcar la línea de división de dos distritos vecinos? Es tiempo de pensar en un desarrollo turístico coordinado. En políticas de conservación del recurso, que sean producto de un esfuerzo asociado. Tal vez sea hora de que nuestra geografía sea “tapa” de los medios nacionales por las mejores carreras de deporte aventura, rural bike, kayak, canotaje, navegación a vela, surf, windsurf, kitesurf… ¡Para todo esto, bien vale unir nuestros esfuerzos!
*Lic. en Kinesiología y Fisioterapia. Profesor en Ed. Física. Guardavidas. Actualmente reside en la ciudad de Lobería.