lunes, noviembre 25, 2024

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INFORME: Los entretelones de la “operación Ciccone” en Clarín y sus aliados

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Por Germán Celesia

El procesamiento del vicepresidente Amado Boudou dio lugar a un intento por hacer pagar un costo político o incuso judicial, a la Jefa de Estado. Todo guarda coherencia con el intento cada vez más explícito de forzar un “fin de ciclo” político que sea sucedido por un gobierno más permeable a las exigencias de los factores de poder representados por la prensa opositora.

Por si algo faltaba para confirmar la existencia de una operación de prensa contra el gobierno nacional escondida en la cobertura mediática de la causa Ciccone, los medio opositores avanzaron en dirección a la Jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner, a quien buscan transferir parte de la responsabilidad por el supuesto delito. Todo guarda coherencia con el intento cada vez más explícito de forzar un “fin de ciclo” político que sea sucedido por un gobierno más permeable a las exigencias de los factores de poder representados por la prensa opositora.

“El fallo contra Boudou toca a la Casa Rosada”, es el título principal de la edición dominical de Clarín, que se acompaña de diversos elementos que inducen a pensar que Cristina Fernández de Kirchner sería parte del delito que el juez imputa al vicepresidente. “Lijo también registró llamadas de  Vanderbroele, testaferro de Boudou, a la Presidencia”, es el más obvio.

“El fallo que procesó al vice compromete a la Casa Rosada”, se titula la nota, que firma Nicolás Wiñazki.”El juez  Lijo considera probado que Boudou fue dueño de Ciccone y que el Gobierno la contrató para imprimir boletas y fabricar billetes. Además, detectó llamados entre Vandenbroele y Presidencia”, afirma.

Según el hombre de Clarín, “mientras fue director de la imprenta de billetes Ciccone Calcográfica, entre 2010 y 2012, Alejandro Paul Vandenbroele intercambió varias comunicaciones con dos teléfonos fijos que se usan para acceder desde la distancia a la intimidad del sector presidencial de la Casa Rosada. Uno de ellos pertenece a la Secretaría de la Presidencia de la Nación”, todo lo cual indica bastante poco de lo que pretende demostrar, ya que se trata de teléfonos utilizados para acceder a diversas dependencias del Estado donde trabajan al menos cientos de personas.

“En el fallo hay otros ejemplos documentados, del mismo tenor, que indican que la Casa Rosada está comprometida en la trama del caso Ciccone”, agrega Wiñazki.

Según sostiene Julio Blanck, “Boudou es la peor noticia posible para el relato”, ya que “lo que la Casa Rosada, o sea Cristina, pretende es que el escándalo de Boudou pase disimulado como un elefante en una manada de elefantes”. Luego avanza en el mismo sentido que su colega hablando de “los abusos impúdicos de poder que la Presidenta toleró, cuando no auspició, y que facilitaron a Boudou y a su banda de amigos hacer las cosas que hicieron”. Allí hay además un indicio de prejuzgamiento respecto del vicepresidente.

“Fuentes del Gobierno coinciden en que Cristina hará lo posible por mantener a Boudou atado al sillón de vicepresidente. Quizá sienta que si Amado se le cae no quedará nada para interponer en el camino entre las denuncias de corrupción y su propio despacho, o su casa en El Calafate. Boudou es el último fusible antes de Cristina”, sostiene, reflotando la hipótesis de una salida anticipada del gobierno. En ese sentido habla de “la eventualidad de un adelantamiento de los tiempos electorales en vista de las complicaciones crecientes del Gobierno para capear el temporal en el que se metió sin ayuda de nadie”, para que no queden dudas sobre su relato.

Eduardo Van der Kooy se refiere a “dos golpes letales para cristina” en referencia a las decisiones de los jueces Lijo y Griesa. Casi no hace falta aclarar que “letal” es aquello que “ocasiona o puede ocasionar la muerte”, en este caso “muerte” política.

Según Lucía Salinas, “Preocupada, Cristina buscará sostener a Boudou en su puesto”, ya que “en privado, la Presidenta insiste en que el fallo fue ‘contra’ ella”. La periodista no aclara de qué manera habría logrado escuchar afirmaciones privadas de la Jefa de Estado. Según Ignacio Ortelli, “el vice se aferra al apoyo de Cristina”

En su edición dominical, dice La Nación: “Cristina ordenó mantener silencio y planifica la defensa”. Según afirma Mariano Obarrio. En la edición de este lunes, el diario de las familias Mitre-Saguie avanza sobre el tema. “La llegada a Ciccone de empresarios privados fue decisión de la Presidenta”, ese el título central de la edición. “En 2010, cuando estaba por quebrar, desestimó que pasara a manos del Estado; meses después apareció de The Old Found, el fondo que, según dijo Lijo, es de Boudou”.

En el artículo sobre el tema, que firma Hugo Alconada Mon,  dice el hombre de La Nación: “la Presidenta decidió darle cobertura política a su número dos con una serie de decisiones de protección que pudieron derivar en un potencial encubrimiento, con la destrucción de evidencias cuando dos colaboradores de Boudou encabezaron la intervención de Ciccone”. Es decir, sugiere al juez de la causa que implique a la Jefa de Estado en la causa por presunto “encubrimiento”.

La sugerencia es retomada al final del artículo, donde sostiene que con la intervención de la imprenta, “que dejó en manos del entonces ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y la nueva titular de Casa de Moneda, Katya Daura (…) la Casa Rosada dejó en manos de dos estrechos colaboradores del vicepresidente la custodia de material decisivo para la investigación judicial sobre Boudou. Pero alimentó las sospechas sobre un potencial encubrimiento en marcha”, en donde involucra a esos dos funcionarios.

Según el columnista Carlos Pagni, “el procesamiento del vicepresidente agiganta la distancia entre la Presidenta y la Justicia”, que según Pagni (él mismo, imputado por espionaje ilegal) sería espiada por el Gobierno. “La Casa Rosada espía porque, a la vez, se cree víctima de una emboscada”, justifica. “La peripecia de Boudou demuestra, para espanto de muchos kirchneristas, que la Presidenta ya no controla algunas palancas del poder. O que, si queda un monto de impunidad disponible, ha decidido gastarlo en ella misma”, sostiene. Luego alerta: “Boudou será una complicación para Cristina Kirchner hasta el fin de su mandato”.

En otra nota, Mariana Verón afirma: “Sigue el silencio del Gobierno, a la espera de la Presidenta”. Este eje es utilizado por Clarín para titular su edición de este lunes: “Cristina define con Máximo y Zanini el futuro de Boudou”. El diario afirma que “en el entorno” del vicepresidente creen que “lo va a bancar” y adelanta:”hoy Capitanich daría alguna pista”, aunque el Jefe de Gabinete no cumplió con el pronóstico.

El diario habla de “corrupción en el Gobierno”, como si estuviera demostrada la acusación contra el vicepresidente. Según el matutino, “aunque buscan minimizar el impacto del revés judicial de Boudou planteando que es un ‘procesamiento provisorio’, la preocupación es evidente. Sobre todo porque se conoció que el fallo que procesó al vice compromete a dos áreas más de la Casa Rosada”.

Luego Clarín se arroga el derecho de sugerir un pedido de licencia del vicepresidente. “En el Gobierno hay quienes consideran que una licencia podría ser más saludable”, afirma. Y Eduardo Aulicino advierte al respecto: “La Presidenta deberá hacer un fuerte ejercicio de autoridad si quiere vestir al menos de un mínimo acompañamiento al vice”.