Se trata de Santiago Scaine, Miguel Galante y Pablo González, todos de 31 años, quienes desde hace más dos años están al frente de Replikat, empresa que se dedica a la fabricación de estos equipos.
Un grupo de jóvenes investigadores en inteligencia artificial y robótica diseñó la primera impresora 3D y el primer escáner 3D con piezas de fabricación nacional.
Las impresoras 3D presentan múltiples posibilidades porque se trata de una herramienta con un amplísimo espectro de utilidad y un sinfín de oportunidades económicas, tanto por su practicidad, funcionalidad, bajos costos y adaptabilidad a todos los ámbitos.
Estas impresoras permiten copiar desde un objeto cotidiano a elementos sofisticados de diseño de cualquier industria.
«Lo que hace es tomar un archivo de instrucciones con las coordenadas para construir el objeto», explicó Scaine a Télam, quien precisó que «ese archivo hace un modelo en tres dimensiones analizado por el software de la máquina, que a su vez prepara las instrucciones para que se mueva».
Señaló que «los modelos a producir los puede diseñar uno mismo o tomar de internet, o desarrollarlos a través de un escáner 3D, donde se pone el objeto y se lo devuelve en un archivo de tres dimensiones en la computadora»
«Replikat surge de la necesidad que teníamos de prototipar nuestras piezas para los proyectos que queríamos desarrollar pero nos costaba conseguir para terminarlo», precisó el desarrollador.
Los investigadores presentaron su plan de negocios ante el Ministerio de Industria, que les dio un aporte de capital para comprar las primeras máquinas para generar piezas de calidad.
También participaron en Tecnópolis, donde se contactaron con mucha gente y eso les permitió orientar el desarrollo de sus máquinas.
En ese sentido, Scaine puso de relieve que las máquinas que desarrollan son «las únicas de fabricación nacional desde la electrónica hacia adelante. No dependemos de nada que venga de afuera», subrayó.
Así señaló que si un empresario quiere desarrollar una matriz industrial «ya no tiene que mandar a prototiparla afuera, donde por ahí no llega como uno quiere o tarda demasiado».
También subrayó que «si a uno se le rompe un engranaje, puede colocarlo en el escáner 3D, obtener el modelo y fabricar el repuesto».
Remarcó que «para la industria argentina significa no depender de los repuestos de afuera», porque explicó que «si una pieza no se fabrica más, no importa, se obtiene el modelo y se la reproduce».
Para ello, los jóvenes desarrollaron el primer escáner 3D «100 por ciento argentino, desde la electrónica, el hardware y el software».
Scaine precisó que trabajaron «la idea desde cero, en conjunto con el laboratorio de robótica de la UBA, (Universidad de Buenos Aires)», donde recibieron «las nociones iniciales para desarrollarlo».
«Gracias a la información que desde la UBA nos brindaron en la capacitación, desarrollamos un software argentino que no paga licencias en el exterior, sino salarios en Argentina», remarcó el investigador.
Puso de relieve que los tres desarrolladores tienen «la idea de que en todos los pueblos del país haya máquinas de este tipo para que cualquier persona que necesita un repuesto o una pieza, la pueda obtener sin tener que esperar que llegue de ningún lado».
También destacó que «la gente se extraña porque nuestros productos están valuados en pesos y siempre lo van a estar», porque precisó que «su componente en dólar es muy pequeño».
«Por ejemplo, con la suba del dólar en enero, no tocamos los precios. Hace dos años que tomamos la decisión de nacionalizar nuestros productos en todos los componentes», concluyó Scaine.