Por Miguel Abálsamo
Una sociedad exitosa debe contener dirigentes elevados y ciudadanos aportando su cuota parte, como también adquiriendo responsabilidades.
Nos preguntamos constantemente porque tenemos un distrito maravilloso en potencialidades comparativas y competitivas, con un puerto Quequén de características únicas, zona agrícola-ganadera rica en todo sentido, explotación turística todavía sin adquirir la dimensión deseada, un pueblo sin conflictos serios en reclamos sociales y una inseguridad a la que no escapamos del contexto general, pero en definitiva un distrito tranquilo en comparaciones, que siempre terminan siendo odiosas.
Deberíamos encontrar la respuesta en cada uno de nosotros, comenzando por la responsabilidad de quienes nos han gobernado en los últimos 30 años donde el retroceso ha sido sostenido, sin hacernos todos como sociedad los distraídos, entre los que hablan sin participar, los que critican sin aportar ideas, los que se cansan y se aíslan, los que quieren todo a su gusto y viven a disgusto.
Una sociedad que ve a muchos de sus adolescentes marchar caminos al mejoramiento a través de sus estudios, y que raramente regresan, perdiendo nuestros futuros dirigentes, y dejando muchas veces familias disgregadas rápidamente, con una salida económica muy importante que es dinero dejado de lado en el circulante diarios de entre casa.
Debemos aspirar a una sociedad exitosa. A políticos preparados, no improvisados.
Al no prepararse uno se esta preparando para fracasar.
Con hombres públicos que acumulen conocimientos, practiquen ideas realizables preparándose para gobernar no sólo para ganar elecciones.
Candidatos a intendentes que el año venidero nos digan con anterioridad quienes conformarán sus equipos de gobierno, definiendo los temas prioritarios y vitales para la ciudad.
Que hacer con el estado municipal.
Como se mejora la cobrabilidad de nuestras tasas sin entrar en la recurrencia sempiterna de utilizar como única salida el aumento a los que siempre abonan o la repetitiva moratoria, gimnasia anual de nuestros jefes de gobierno..
El parque…la falta de agua…el estado de nuestras calles…la inseguridad…la salud pública…el medio ambiente… turismo….obra clave como la planta depuradora de Punta Carballido… planta de tratamiento de residuos…solución en la playa de estacionamiento de camiones «El Chiquero»…
Punto por punto debemos exigirles como sociedad que nos aclaren posición, cómo lo harán, con que dinero lo concretarán, en que plazo lo efectuarán.
El estadista deberá pensar en el mañana, unir a los necochenses, no olvidar el pasado pero no estacionarse en él como callejón sin salida o división irreconciliable.
Los candidatos a intendente deben explicarnos con claridad como van a mejorar sustancialmente la calidad de vida de todos nosotros, saliendo de las penumbras de echarles las culpas al anterior, o el siempre repetido mensaje…»no sabíamos con que nos íbamos a encontrar».
Cuando uno se postula debe saber «con que se va a encontrar», en este caso con un municipio de 80 millones de déficit, casi dos mil empleados públicos, dos hospitales importantes como «Irurzun» de Quequén y «Emilio Ferreyra» de Necochea, que suponen una inversión presupuestaria del casi 40 por ciento del mismo (Mar del Plata, hospitales provincializados el 8 %), un parque automotor muy precario, y una sociedad sensibilizada por los desencuentros de muchos años.
¿Habrá un candidato que pueda cerrar estos desencuentros?
El nuevo liderazgo deberá reconocer la realidad, sin llegar a ser «sangre… sudor y lágrimas», al menos no teorizar diciendo que esto se arregla con palabras y lo atamos con alambre.
Se requiere equipo de gobierno sólidamente preparado, cuatro años de trabajo constante, liderazgo para sumar a los mejores dejando de lado el mal del amiguismo, que termina siendo un mal para el conjunto y no una solución para el amigo.
Un punto y aparte merecerá el tema social.
Hoy prácticamente paralizado sin dar respuestas a los problemas cotidianos, ahogados en un mar de escasas posibilidades y acosado por reclamos permanentes de una sociedad que a veces no vemos.
No convertirnos en los campeones de los subsidios sin análisis, pero tampoco convertirnos en la frialdad cuando se esta al frente de organismos tan sensibles.
No necesitamos decir que tenemos un estado fuerte, necesitamos tener un estado fuerte, para cobrarle impuestos a poderosos que evaden, hacerles cumplir la ley a todos, y estar pegados a aquellos desvalidos y excluidos de la vida social.
Un proyecto de gobierno que no nos garantice subsistir sino vivir plenamente, que sea el motor impulsor de la seducción a capitales empresariales que desembarquen con tranquilidad a ganar dinero al distrito y a dar trabajo genuino.
Para eso jugar con reglas de juego claras.
Seguridad jurídica, un equipo de gobierno que allane el camino y no sea la propia maquina de impedir, y dirigentes que velen por el conjunto no por sus intereses particulares.
Que no huyan de Necochea aquellos que vienen a invertir a la mañana, lo piensan por la tarde y se retiran por la noche.
En los últimos 30 años, para partir desde la reinstauración de la democracia, nos hemos encontrado con la audacia y conducción de «Coco» Taraborelli y sus ideas renovadoras, partiendo desde el peronismo a toda la sociedad y no partiendo desde el peronismo a toda la sociedad.
Su trágica desaparición (como la de Gastón Guarracino sin ser intendente) dejó mucho más que un dolor y volver a empezar, trunco todo un proyecto político, cultural, social, turístico.
Los tropiezos democráticos, la precariedad institucional en muchas ocasiones han sido constantes en nuestros vaivenes.
Cuatro años de Julio Municoy (1995-1999) pareció impulsar junto al entonces poder de Miguel García, un despegue distrital, que al comenzar el segundo período (99-2003) arrojaron por la borda cuando el gobernador Carlos Ruckauf llamó al intendente a ocupar un alto cargo en IOMA, desvistiendo al distrito, por donde desfilaron las novelas de ficción que engalanarían la pluma del «Gabo» García Márquez. Tres intendentes («Pocho» Laghezza, partiendo en condiciones nunca aclaradas, Ramón «Bebe» Ortiz y Beatriz Di Russo por algunas horas).La crisis «delarruista 2001) y aquel «que se vayan todos», hizo que volviera Julio Municoy para dejar un municipio ordenado en el fin de su ciclo.
Un radicalismo volvería a gobernar luego de 75 años.
Cuatro años salvables en el examen (2003-2007) y cuatro años olvidables, de los peores que dio nuestra democracia, cuando todos esperábamos el despegue «molinista».
Si bien dicen que los pueblos no se equivocan, la oportunidad perdida por mil votos de un Gastón preparado y un Venegas en su momento justo para impulsar cambios, nos privó de una esperanza que alumbraba con posibilidades.
Mesa servida en el 2011 para el «kirchnerismo» de Horacio Tellechea y la fina sintonía, con promesas de obras que pedíamos a gritos ,a poco de andar cambiamos democracia participativa y voto popular por Comisión Investigadora… resultado, intendente legitimo a la espera de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires, un interino, José Luis Vidal, tratando de no caerse de la cuesta, acotado de cualquier iniciativa que no sea llegar a buen termino , y como frutilla de postre sin saber cual es ese termino.
Hemos perdido oportunidades.
Retrocedimos en los últimos treinta años de ser el segundo balneario en importancia de la Costa Atlántica a ser uno más en la larga lista de elegibles.
Siempre me impresionó aquella frase..» existen tres clases de distritos… los desarrollados… los subdesarrollados y Necochea.
No hay tiempo de improvisaciones ni remiendos ni maquillaje, tenemos una cara visible de varios fracasos y de varias frustraciones ciudadanas, ya no queda margen nada más que para el crecimiento y desarrollo, para la incorporación de cada uno en su puesto, nuclear una propuesta integradora y racionalidad, no inclusión empresarial sin falsos preconceptos, y con altos grados de solidaridad coactiva, que contenga a todos.
Necochea tiene otro destino de grandeza que la del presente, no nos puede ganar el clima adverso del pesimismo ni tampoco que en una sociedad se realiza solamente una minoría, porque esa sociedad tiene como destino solamente una elite feliz y una mayoría infeliz.
Es hora de revisar nuestra historia en forma correcta, más que echar las culpas deberíamos comenzar a echarnos nuestras culpas. No hay magia ni irrealidad para avanzar hacía el distrito que queremos y me animó a decir merecemos, lo que debe haber es trabajo, proyectos e ideas concretas.
Que no nos encanten los cantos de sirena sin equipo, que no nos encandilen las luces del marketing sin hombres y mujeres capaces como cabezas visibles.
Para alcanzar esas metas es urgencia contar con dirigentes creíbles, capaces de romper las burocracias instaladas, con control de ciudadanos, no haciendo oír cacerolas una vez al año o nuclearnos a protestar contra todos por la inseguridad, sino con el atractivo de sentirnos participes de un proyecto común, sin verbas fáciles o ideologías que aparecen a la hora de pedir un voto, sino resolviendo de modo práctico nuestros problemas.
Si logramos esto conseguiremos una sociedad movilizada por el mismo interés común y políticos compenetrados en lo prioritario, porque gobernar es asignar prioridades.
La pregunta final sería…
¿El 2015 nos dará un intendente y un equipo de gobierno que nos permita durante cuatro años salir del atolladero permanente y las recetas repetidas?
Esa es la esperanza, vocablo derivado del latín «esperare».
En eso estamos los habitantes del distrito, en la espera.
Mira Miguel el único capaz de gobernar ,preparado y con equipo era Gaston Guarracino (yo no soy peronista ).El problema sería que siempre atrás estaría momo Venegas, quien precisamente le privo a Gaston de ganar la elección por si figura que mucha gente quiere y mucha gente rechaza. Ahora va a pasar lo mismo en el 15, donde junto a Rago estará Venegas y terminaran perdiendo. Acordate.
En cuanto a prepararse, creo que ademas de eso se necesita HONESTIDAD. HONESTIDAD. HONESTIDAD.