El 20 de mayo de 2014 fue presentado Soy mi nombre en el Módulo Residencial 6 del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, un libro colectivo escrito por personas detenidas allí cuya producción surgió en el marco del FESTIVAL MANIFIESTOS por los 20 años de la Procuración Penitenciaria de la Nación. Ese Módulo atesora la lucha desigual de compañeras trans como Emilce Lobos, recordada por su titánica labor en defensa de los derechos de sus compañeras.
Soy mi nombre está escrito por Aby, Alejandra, Félix, Fernanda, Chocolate, Gaviota, Johana y Luciana, bajo la coordinación de la reconocida escritora Selva Almada y el prolífero dramaturgo y cineasta Santiago Loza quiénes estuvieron presentes junto a Marlene Wayar, ferviente activista trans e Iñaki Regueiro De Giacomi, fundador de la ONG Abogados por los Derechos Sexuales.
El trabajo recopila breves y espontáneos recuerdos de infancia y vivencias individuales. Las autoras expresaron que jamás hubiesen imaginado que lo producido en esos encuentros en la cárcel derivaría en la edición de un libro: “fue una experiencia única e irrepetible”, dijeron, que expresa “la voz de todas” .Ellas remarcaron también la necesidad de difundir sus expresiones y que “las de afuera se sientan identificadas”.
El libro se había presentado en el Centro Cultural Rojas a fines del año pasado, pero las autoras no habían sido autorizadas a salir del CPF I. La presentación del trabajo intramuros permitió saldar en parte esa deuda y celebrar la existencia de la publicación. En el mismo acto, además, se entregaron libros y materiales donados a este organismo por parte de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
Texto de Contratapa
“Festejos y silencios. Casamientos puertas adentro. Una música en volumen bajo. La decoración de las paredes. Limpiar las mesas, llegar. Los descampados. Decir nuestros nombres. Creer que un nombre nos define. Me llamo Johana, Alejandra, Gaviota, Félix, Fernanda, Luciana, Aby. Detrás del alambrado hay pasto y tierra. Un poco de verde y arriba cielo. Da igual, en todos lados estar es parecido. Un nombre define al cuerpo que lo porta de manera provisoria y funcional. Me llamo Chocolate. Los nombres neutros son los que siento próximos. No poder imaginar otro nombre es un límite insoportable. Nos pintan y nos despintan. Volvemos en la ruta chequeando los teléfonos y mirando por la ventana. Soy mi nombre.”