Por Miguel Abálsamo
El mentor ideológico, autor intelectual que arrastró tantas veces a propios (radicales) y extraños políticos no afines a sus ideas esta vez no pudo ser el autor intelectual e intentó definir con sus propias manos y ante cien testigos una situación.
El cazador quedó cazado.
No hay mentiras que dure cien años y crímenes perfectos.
El doctor Alberto Esnaola comenzó su declinación política en un hecho que no pudo evitar, la agresión con mano asfixiante de un dueño de una FM necochense, periodista Gabriel «Pinino» Izzo, actuando con total impunidad ,complicando a todo el cuerpo legislativo donde algunos de sus miembros se convierten en cómplices del silencio y ausente de decisiones, y arrastra al candidato a intendente por el radicalismo, Gonzalo Diez, quien, como manifestará el periodista agredido físicamente y verbalmente, intento callarlo con métodos de amiguismo, métodos persuasivos pero apriete al fin, para que no elevará su voz, porque todo podía arreglarse.
«Beto»,fiel a su estilo de creerse dueño del mundo político, no pudo contenerse y cometió un segundo y más grave error a las pocas horas, lejos de pedir perdón, algo que parece no ingresar en el diccionario del concejal radical omnipotente y dueño de verdades absolutas, redoblo la apuesta y tiró sobre Izzo el peor de los conceptos que puede recibir un periodista que solamente tiene como capital la credibilidad de la gente…» sos un tipo que hablas porque te pagan… recibís plata para hablar…».
Esnaola se auto entierro.
Izzo elevó la denuncia respectiva, con su abogado quequenense doctor Matías Afife y produjo caminos sinuosos en varias partes.
En la UNIÓN CÍVICA RADICAL ,que preside el ingeniero Roberto Taurian, que hace mutis por el foro, callando y otorgando y todavía con lentitud el resto debate si al menos expresarse.
Aunque comiencen a hacerlo ya perdieron el tren de esta historia y quedaron relegados de la consideración, e inútiles para esbozar cualquier tema al respecto cuando se hable de violencia cuando no saben, no quieren, no tienen agallas republicanos para anteponer la sociedad antes que los intereses partidarios o la defensa de un concejal, que puede perdurar en el cargo constitucionalmente hasta el 2017, tan sólo por cuestión de almanaque, porque ser concejal no es perdurar sino honrar el cargo ( honrar la vida diría Eladia Blázquez).
El golpe dejó perturbado al Honorable Concejo Deliberante, tan sólo emergiendo algunos protagonistas pero otros tratando corporativamente de que el viento pase hasta que sea un leve soplido para comenzar a sacar la cabeza.
En el medio del torbellino el autor ideológico de la destitución del profesor Horacio Tellechea, censor moral de los actos de dirigentes como Roberto Porcaro o Gerónimo Venegas, denunciante amateurs con aires profesionales de cuanta iniciativa quisiera hacer las valijas en la ciudad, en el medio de su desesperación y nerviosismo cometió otro error a través de sus dos agentes en el legislativo, el novel quequenense Walter Bravo, secretario del legislativo proveniente del GEN de Margarita Stolbizer y la militante radical-esanolista, Felicitas Cabretón, rompiendo un pedazo de hoja de un expediente con las firmas de los concejales Ricardo Calcabrini y Marcelo Ordoqui, repudiando el hecho de violencia sufrido por el relator de fútbol Mario Quevedo de FM.La Radio 93.5,a través de un jugador de La Dulce.
Claro, este era un hecho sencillo, fácil de resolver y de labia rapida para quedar bien… pero… se complicó, porque indudablemente al aprobar esto lo siguiente sería el repudio al concejal Esnaola.
Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Escándalo en el Concejo Deliberante desde todo punto de vista, bajo la responsabilidad del edil Esnaola, y con la complicidad de Bravo y Cabretón.
Todos deberán emitir palabras y dar respuestas ante tantas preguntas.
La sociedad se pregunta…¿debe renunciar el concejal Alberto Esnaola?.
Eso queda en la conciencia y resolución del propio edil.
Lo que no debe demorar un minuto más es la manifestación de todo el cuerpo del Honorable Concejo Deliberante. Los 18 concejales deberán sentar su repudio, sin que esto suponga un agravio para un par de noches de acuerdo , pero si una sincera actitud de repudio.
De no hacerlo, estarán en imposibilidad de debatir la violencia y la defensa de la libertad de prensa, aparecerán como palabras vacías irradiadas como compromiso de momento pero no desde la profundidad de las ideas.
Aquel ideólogo de tantos momentos, que llevó al radicalismo de su mano y a la oposición ante sus antojos, el mismo que aparecía en todos los medios y buscaba prensa con sus amigos capitalinos y protección de algunos medios locales, hoy esta pasando su peor momento camino al ostracismo y olvido político.
Como si faltará algo para su marzo negro, el próximo lunes 24 en ocasión de un nuevo recuerdo a 38 años del golpe militar más violento sufrido en la Argentina, tampoco podrá estar, ha sido declarado persona no grata por los Derechos Humanos locales, al no declarar persona no grata al Comisario Héctor Bicarelli en ocasión del debate en el Concejo Deliberante.
La historia del pago chico merece una pequeña novela de esta historia, aunque agreguemos alguna exageración y personajes de ficción.
La historia de un hombre intelectualmente apto, manejador de situaciones, ideólogo de su partido, convencedor de sectores, aprovechador de momentos, estabilizado en política aún en debilidad de fervores populares, que terminó tambaleando por agredir a un periodista y mandar a romper una hora de expediente.
Dejó un radicalismo dividido, una sociedad que despertó de esa fiesta de la denuncia y un Concejo Deliberante donde desde su presidente Pablo Aued para abajo, hacen muecas de sonrisas nerviosas y se seguridad interior, pero están atrapados en el Salón de los Pasos Perdidos sin saber que «trole» hay que tomar.