Por Miguel Abalsamo
El lunes 24 de marzo se cumplen 32 años del golpe militar más feroz que ha sufrido
La fecha debe ser para todos una jornada de memoria colectiva pero no de revanchas individuales, y de poner en la memoria las cosas en su lugar, sin fundamentalismos o exageraciones de un lado u otro.
En el medio del drama del terrorismo de estado (Proceso de Reorganización Nacional), y del terrorismo subversivo (que también existió) quedaba la gran mayoría del pueblo argentino.
Por un lado un grupo de militares que no representaban todo el sentir de las Fuerzas Armadas, con su proyecto económico incluido, y por el otro la guerrilla elitista extranjerizante que sólo admitía su verdad. Los dos fundamentalismos tenían un pensamiento único, la violencia como arma, la toma del poder, el pueblo convidado de piedra y la democracia en un segundo plano.
Las bandas paramilitares asolaron nuestras calles, dejaron muerte, exiliados y censura, las bandas guerrilleras intentaron cambiar nuestra bandera celeste y blanca por la roja, pensando en el sueño castrista. Se llevaron vida y esperanzas. Unos golpearon a la señora de Perón, con apoyo de una parte importante de los argentinos, otros,» imberbes…» acortaron la vida del general Perón, al continuar con la violencia en plena democracia.
Este 24 de marzo debe servir para la memoria y para la pacificación.
Desideologizar la jornada, repudiar a los mercaderes de la violencia, y honrar a los muertos de cualquier bando.
El punto final y la obediencia debida, o la ley de amnistía decretados por gobiernos elegidos por el pueblo no por minorías elitistas, tal vez no alcanzó para cicatrizar heridas. Esperemos que la madurez y reflexión nos gane a todos.
No necesitamos a militares golpistas ni a organizaciones guerrilleras para salvar nuestra patria.
La violencia sólo engendra violencia y la ilegalidad debe condenarse en la justicia, dentro del marco de la ley.
Todos deberán hacer su autocrítica.
Esta deberá ser una jornada para recordar, también para pacificar y terminar con las revanchas.
Más que nunca deberíamos repetir aquel concepto…» para un argentino no puede haber nada mejor que otro argentino…»
DNI: 11.416.600
Que lamentable!!! Que tristeza!!! Duele el corazon leer la columna de Abalsamo. Cuando en la decada del ’80 pregonaba mandar a todos ‘los milicos al paredon’ y estaba enrolado en el bando ‘elitista y extranjerizante’.
Tanta mediocridad espanta e indigna.
Muchas gracias.