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Con una crisis absoluta en lo económico, político y social Javier Milei (a secas el título de presidente es legal, pero le queda grande), se puso a «boludear» con su «banda» de amigos en el Movistar Arena… y con la nuestra.

Parece que el cachetazo que la ciudadanía le pegó el 7 de septiembre no fue suficiente para hacerlo reflexionar que este camino se le cierra cada vez más.

Sin dudas, que el 26 de octubre será el otro cachetazo, ya que parece que, aunque de cree judío, pone la otra mejilla como pide el cristianismo.

Pero, no va a ser gratuito el duro revés electoral que va sufrir, dónde no tendrá superficie suficiente, para seguir sentado en la Casa Rosada, con el teléfono pronto, para recibir las órdenes del país del norte.

Traicionó a un sector que hasta ese momento, lo acompañaba sin recibir nada a cambio, al contrario; y encima recibió una alegría que duró 72 horas y que les impidió sacar ganancias: el campo.

Los meses en Argentina desde que asumió Milei, duran 15 días, la otra mitad son jornadas de endeudamiento familiar, para poder comer, solamente.

Mientras tanto, gasta cientos de miles de dólares para viajar al sur del país (que quiere regalar), para solo poder hablar a través un megáfono a una docena de personas, porque el resto lo rechazó y se tuvo que volver a CABA.

Tiene en los últimos días, un récord de suspensión de actos, por que es repudiado en la mayoría de las ciudades y tiene que refugiarse en lugares cerrados y reunirse con puñados cada vez más pequeños de seguidores.

Recesión económica, reservas que se esfuman, obras que no existen, narcos, estafadores y corruptos en el gobierno, inflación que aumenta.

Pero, mientras tanto un tal Javier Milei, «boludea» con la nuestra.