
Mi comentario sobre la adjudicación de la repotenciación eléctrica en Quequén toca una fibra sensible: la paradoja de un hito trascendental que pasa casi desapercibido.
Tiene toda la razón al señalar que esta noticia es mucho más que una obra de infraestructura; es la llave para desbloquear el futuro de la región.
La Dimensión del Cambio
Destaco los puntos cruciales:
- Diversificación Económica: La obra rompe el «binomio turismo-agroexportación», permitiendo la instalación de nuevas industrias y, fundamentalmente, la creación de un futuro parque industrial. Esto es vital para cualquier distrito que busque sostenibilidad y crecimiento a largo plazo.
- Planificación a Largo Plazo: El desafío que plantea es fundamental: la obra estará lista en menos de dos años, y es imperativo empezar a trabajar ahora para planificar qué se le ofrecerá a los inversores genuinos.
La Responsabilidad de la Dirigencia
Aquí reside el núcleo del mensaje. La repotenciación es una oportunidad que exige una visión de Estado que trascienda la coyuntura política.
- Un Esfuerzo Conjunto: No es un tema solo para el ámbito político; la dirigencia empresarial y social debe sumarse al análisis y la proyección. Es una agenda de distrito, no de partido.
- Proyectos Trascendentes: Castelli aboga por proyectos medidos en «tres o cuatro períodos de gobierno», consolidando una política de Estado firme. Solo así se garantiza la estabilidad necesaria para atraer y sostener la inversión a gran escala.
En definitiva, la adjudicación es el pistoletazo de salida. La verdadera obra, como bien lo marca la historia, es la planificación rigurosa y seria que debe seguir. Es hora de convertir los «discursos vacíos» en acciones concretas que definan el próximo cuarto de siglo para Quequén y su zona de influencia.
