Ecología

La UE Causa «Profunda Decepción»

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Al Optar por una Declaración No Vinculante en COP30


La Unión Europea (UE) ha generado una profunda decepción en la escena internacional climática al acordar que solo presentará una «declaración de intenciones» de reducción de emisiones para 2035 en la próxima cumbre climática COP30.

A pesar de su historial como líder en la lucha contra el cambio climático, la decisión de abstenerse de un compromiso legalmente vinculante es vista como un significativo paso atrás.

Los ministros de Medio Ambiente de los Veintisiete aprobaron por consenso este jueves fijar un objetivo indicativo de reducción de emisiones de entre el 66% y el 72,5% para 2035 (respecto a los niveles de 1990).

Esta declaración, que se enmarca en las contribuciones nacionales (NDC) exigidas por el Acuerdo de París, será elevada a la Asamblea General de Naciones Unidas la próxima semana.

Sin embargo, el carácter no vinculante de la declaración es el punto de la controversia. Críticos señalan que, si bien establece un marco de referencia, carece de la fuerza y la obligación de implementar medidas efectivas para reducir los gases de efecto invernadero en los plazos requeridos.

La UE, que se ha comprometido legalmente a reducir sus emisiones en un 55% para 2030, no entregará un plan formal y actualizado en la COP30 que se celebrará en Belém (Brasil) a finales de noviembre.

Falta de Consenso y Fricciones Internas Bloquean el Compromiso

La medida refleja una clara falta de acuerdo entre los Estados miembros para presentar un plan actualizado y definitivo sobre el recorte de CO2.

La negociación se estancó en torno a la propuesta de la Comisión Europea de establecer un objetivo de reducción del 90% para 2040, lo que marcaría la trayectoria a seguir.

Países con mayor ambición climática, como España, consideraban insuficientes las flexibilidades propuestas.

En contraste, un grupo de Estados, incluidos República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia e Italia, se opusieron firmemente al objetivo del 90% para 2040, incluso con alternativas como la compra de créditos de carbono o la captura y almacenamiento de CO2.

La exigencia de Francia y Alemania de llevar el debate al más alto nivel político —una cumbre de líderes— antes de que los ministros pudieran cerrar la negociación sobre el 90% para 2040, fue determinante.

Ante este bloqueo, la presidencia rotatoria del Consejo, ocupada por Dinamarca, ideó la maniobra de la «declaración de intenciones» con el rango de recorte de 2035 (66% al 72,5%) para evitar que la UE llegara «con las manos vacías» a Nueva York, un potencial revés diplomático.

El comisario de Acción Climática, Wopke Hoekstra, se mostró optimista, afirmando estar «verdaderamente convencido de que esto se verá como un gran paso adelante».

No obstante, para muchos observadores, la postura de la UE en la COP30 parece más una estrategia de minimización de compromisos que una verdadera apuesta por la urgencia del problema, especialmente al considerar que, en el último cuarto trimestre de 2024, las emisiones de gases de efecto invernadero del bloque se estimaron en casi 900 millones de toneladas.