En una reciente entrevista radial, el candidato a concejal por La Libertad Avanza, Juan Cerezuela, generó una fuerte polémica al proponer la venta del Complejo Casino de Necochea y, en un confuso intento de justificar su plan, deslizó una palabra que resuena con fuerza en el ámbito político: “retornos”.
Mientras exponía su visión para el futuro de la ciudad, Cerezuela sostuvo que si la venta del Casino se hubiera concretado hace cuatro años, el emprendimiento “ya estaría generando dinero, ya estaría generando retornos”.
La frase no pasó desapercibida. En la jerga política, “retornos” es un eufemismo ampliamente utilizado para referirse a sobornos o coimas, es decir, el dinero que los funcionarios públicos reciben a cambio de favorecer a empresas privadas.
La elección de esta palabra, cargada de connotaciones negativas, ha provocado una inmediata reacción. El comentario de Cerezuela se produce en un contexto nacional sensible, en el que la hermana del presidente, Karina Milei, ha sido señalada por presuntamente pedir el 3% en “retornos” de contratos vinculados a la compra de medicamentos. Esta coincidencia avivó aún más el debate sobre la transparencia y las prácticas en la política local.
Las declaraciones del candidato libertario han sido interpretadas por muchos como una inadvertida revelación sobre su concepción de la relación entre el Estado y el sector privado.
Al no disimular su lenguaje, Cerezuela expuso una visión que prioriza el beneficio personal por encima del interés público.
La propuesta de venta del Casino, un tema recurrente en el debate local, quedó opacada por la polémica en torno a sus dichos, dejando la duda sobre qué tipo de “retornos” se buscarían en una eventual privatización.
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