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EDITORIAL: La corrupción avanza. La libertad de expresión retrocede

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La decisión del gobierno de pedir el allanamiento de los domicilios de los periodistas Jorge Rial y Mauro Federico, entre otros, y la prohibición de dar a conocer audios de la secretaria general de la presidencia, Karina Milei, produce un hastío en gran parte de la sociedad.

Esta decisión, arbitraria, ilegal, anticonstitucional y absurda ya ha tenido amplia repercusión en los más importantes medios internacionales, que ya no solicitan entrevistas con Milei, ni siquiera lo toman en serio y comienzan a verlo como lo que es, un ejemplar raro, que llegó por motivos que se siguen y seguirán estudiando a la primera magistratura de la República Argentina.

Ya no es La Libertad Avanza, ahora parecería ser La Corrupción Avanza, y a pasos agigantados, dónde la impunidad y la incapacidad han puesto al descubierto, lo brutos que son la mayoría de los integrantes del gobierno nacional y sobre todo de los hermanos Milei.

Y lo más trágico de este momento, que todo se descubre por una interna feroz que tiene un gobierno que se viene descomponiendo rápidamente y que no puede mostrar, más allá de una supuesta baja y control de la inflación, ningún éxito.

Ya se ha podido comprobar que Javier Milei vive en un mundo paralelo, que es un empleado fiel de las grandes corporaciones nacionales e internacionales y que obedece a los requerimientos que siempre soñaron: volver al siglo 19, donde los trabajadores eran un poco menos que esclavos y debían someterse al arbitrio de los poderosos.

Como medio, no podemos dejar pasar por alto un acto donde se cercena la libertad de expresión.