Economía, Nacionales

Déficit financiero vuelve a escena

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A pesar del superávit primario de $1,7 billones en julio que el gobierno celebró, la situación fiscal completa es menos optimista.

Los intereses de la deuda, que no se incluyen en el resultado primario, llevaron a que el resultado financiero del mes terminara con un déficit de $168.515 millones. Este rojo representa un salto del 41% en términos reales respecto a julio de 2024.


La “emisión silenciosa”

El déficit se debe principalmente a los altos pagos por intereses de la deuda, una erogación que el gobierno no para de tomar. Estos pagos son parte de lo que en la jerga financiera se conoce como «emisión silenciosa». Aunque el presidente Javier Milei promete «emisión cero», la base monetaria creció un 97% en un año. Además, la deuda flotante, es decir, los pagos que se postergan, saltó a $3,8 billones en junio, más del triple que en mayo.

El ministro de Economía, Toto Caputo, se justificó en redes sociales señalando que los pagos por intereses fueron especialmente altos en julio debido a los vencimientos de cupones semestrales de los títulos Bonares y Globales. También mencionó que en julio se pagó el medio aguinaldo al personal del Sector Público Nacional.

La justificación no es casual. El superávit primario es uno de los principales logros de la gestión de Milei y la base de su programa económico. Sin embargo, el regreso al déficit financiero muestra una situación incómoda.


Ingresos en alza, pero el gasto se ajusta a un ritmo más lento

El gobierno entró en déficit a pesar de que los ingresos del sector público subieron casi un 40% interanual, impulsados por los derechos de exportación (106%), los derechos de importación (80%) y los aportes y contribuciones a la seguridad social (54%).

Por otro lado, el gasto primario creció un 35%, alcanzando los $11,3 billones, un ritmo menor al de los ingresos. Aún así, un dato a destacar es el aumento de más del 44% en las prestaciones sociales, resultado de la aplicación de la fórmula de movilidad jubilatoria. Las remuneraciones al sector público también subieron, pero a un ritmo menor del 23% interanual.