El gobierno de Javier Milei ha profundizado el conflicto con el sector financiero al subir por segunda vez en un mes los encajes obligatorios a los bancos, una medida que los banqueros interpretan como un «corralón» encubierto, en referencia a la crisis de 2001.
La decisión se tomó tras el fracaso de una licitación de deuda y ha generado una fuerte reacción en el mercado, con una caída de las acciones bancarias argentinas en Wall Street.
La medida, implementada por el equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo, busca inmovilizar una mayor cantidad de dinero de los ahorristas. El objetivo es forzar a los bancos a comprar, con esos fondos, los bonos que no lograron colocar en el mercado.
El descontento del sector bancario se hizo evidente en un tenso encuentro virtual con el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
«Fue una perorata técnica, no nos escucharon», se quejó uno de los banqueros que participó de la reunión.
Otro banquero fue más allá y denunció: «Nos destruyeron las acciones en Wall Street. Tienen un problema político que pretenden resolver con un apretón monetario. Esto puede producir un caos. Están secando el sistema financiero».
En efecto, la reacción en el mercado internacional no se hizo esperar. Las acciones de bancos argentinos que cotizan en Nueva York (ADRs) se desplomaron.
Por ejemplo, Banco Supervielle perdió un 8,7%, Galicia cayó 5,3% y BBVA se hundió 4,2%. Los analistas internacionales interpretan esta situación como una señal de que el sistema financiero local está bajo presión.
La justificación del Gobierno y la crítica de los especialistas
La explicación del ministro Luis Caputo sobre la medida fue catalogada de «confusa» y «contradictoria». El ministro argumentó que la decisión busca «cuidar la inflación» y evitar que los pesos inmovilizados alimenten la presión sobre el dólar. Sin embargo, su razonamiento no convenció al sector financiero ni a los especialistas.
Consultoras como Max Capital criticaron la errática estrategia oficial, que consideran poco clara y que genera incertidumbre. «El esquema de política monetaria se ha vuelto cada vez menos claro», señalaron, en referencia a los recientes cambios y a los anuncios realizados fuera del horario habitual.
La suba de encajes se suma a una serie de medidas que han generado polémica, y la tensión entre el Gobierno y los bancos parece ir en aumento, en un contexto de alta volatilidad política y económica.
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