Economía, Provinciales

ECONOMÍA: ¿Nos quedamos sin facturas?

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Panaderos bonaerenses evalúan dejar de producir facturas por la escalada de costos y la caída del consumo

Buenos Aires, 12 de julio de 2025 – La tradicional factura, un clásico de las mesas argentinas, podría estar en peligro en la provincia de Buenos Aires. Panaderos bonaerenses están analizando seriamente la posibilidad de suspender la elaboración de facturas debido a los desorbitantes costos de producción y a una persistente caída en el consumo.

Martín Pinto, referente de la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN) y presidente del Centro de Panaderos de Merlo, encendió las alarmas al señalar que, dados los precios actuales de las materias primas, una docena de facturas debería venderse entre $18.000 y $25.000. Sin embargo, hoy se comercializa a valores que oscilan entre los $6.000 y $7.000, un precio que ya resulta elevado para el bolsillo de los consumidores, provocando una drástica baja en las ventas.

«Si tenemos en cuenta que hoy la estamos vendiendo en $6.000 o $7.000, y aun así cada vez se vende menos, se hace prácticamente imposible seguir fabricando facturas”, expresó Pinto, reflejando la compleja realidad que atraviesa el sector.


Costos en alza y consumo en baja: un panorama desalentador

La situación se agrava con el aumento constante de los insumos esenciales. Pinto detalló que, por cuarta semana consecutiva, la materia grasa y la margarina han incrementado sus precios, volviendo inviable la producción de especialidades como las facturas. «La realidad es que estamos pensando en dejar de elaborar facturas por los altísimos costos de producción que implica y porque las ventas siguen cayendo», lamentó el dirigente panadero.


Un clásico que se despide del consumo cotidiano

La crisis no solo afecta a las facturas. La recesión económica ha provocado que los hogares bonaerenses eliminen o reduzcan de sus hábitos de consumo muchos alimentos que antes eran considerados básicos. La industria panadera, que ya había dejado de producir otras especialidades por ser insostenibles, ahora ve cómo un producto tan arraigado como la factura se vuelve inalcanzable.

«Es terrible lo que está pasando en la industria panadera”, sentenció Pinto. El panorama es sombrío para las panaderías de barrio, que se ven «prohibidas» de fabricar no solo especialidades, sino ahora también las queridas facturas, debido a la presión de los costos y la retracción del consumo.

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