La Unión Tranviarios Automotor (UTA) no se unirá al paro nacional de transporte del 30 de octubre, pero realizará su propia medida de fuerza al día siguiente, el 31 de octubre.
Esta decisión surge tras el fracaso de la paritaria del sector y el vencimiento de la conciliación obligatoria sin posibilidad de prórroga por parte del gobierno.
La UTA, liderada por Roberto Fernández, busca desvincular su reclamo salarial de la pelea contra Javier Milei, liderada por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y la Unión General de Asociaciones Sindicales de Trabajadores del Transporte (UGATT), dirigidas por Pablo Moyano y Omar Maturano, respectivamente.
Sin embargo, las cámaras empresariales no ceden al reclamo salarial de la UTA, aduciendo que el gobierno de Milei no permite más subsidios ni aumentos en los boletos para incrementar los sueldos.
Este movimiento de la UTA descoloca a los demás gremios, que habían postergado el paro dos semanas, esperando el vencimiento de la conciliación obligatoria para sumar a la UTA.
Ahora, la medida será parcial durante dos días: el miércoles, no funcionarán trenes, aviones, camiones, subtes y servicios marítimos, mientras que el jueves, no habrá colectivos.
La adhesión a la medida de Fernández es incierta, especialmente considerando que en las últimas acciones, no logró sumar a la mayoría de las líneas del Grupo DOTA, que controla el 70% de las líneas del AMBA.