Shafik Hebous y Nate Vernon-Lin
Las emisiones de carbono de la IA y las criptomonedas están aumentando y la política fiscal puede ayudar
La minería de criptomonedas y los centros de datos ahora representan el 2 por ciento del uso mundial de electricidad y casi el 1 por ciento de las emisiones globales, y su huella está creciendo.
¿Qué tienen en común los criptoactivos y la inteligencia artificial? Ambos son ávidos de poder.
Debido a la electricidad que utilizan los equipos de alta potencia para “minar” criptoactivos, una transacción de Bitcoin requiere aproximadamente la misma cantidad de electricidad que consume una persona promedio en Ghana o Pakistán en tres años. Las consultas de ChatGPT requieren diez veces más electricidad que una búsqueda en Google, debido a la electricidad que consumen los centros de datos de IA.
Como muestra el gráfico de la semana , la minería de criptomonedas y los centros de datos juntos representaron el 2 por ciento de la demanda mundial de electricidad en 2022. Y es probable que esa participación suba al 3,5 por ciento en tres años, según nuestras estimaciones basadas en proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía . Eso sería equivalente al consumo actual de Japón, el quinto mayor consumidor de electricidad del mundo.
El impacto climático de estas actividades, independientemente de sus beneficios sociales y económicos, es motivo de preocupación. Un reciente documento de trabajo del FMI concluyó que la minería de criptomonedas podría generar el 0,7 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono para 2027. Si se amplía el análisis a los centros de datos (según estimaciones de la AIE), sus emisiones de carbono podrían alcanzar los 450 millones de toneladas para 2027, o el 1,2 por ciento del total mundial.
El sistema impositivo es una forma de orientar a las empresas hacia la reducción de emisiones. Según estimaciones del FMI, un impuesto directo de 0,047 dólares por kilovatio hora obligaría a la industria de la minería de criptomonedas a reducir sus emisiones en línea con los objetivos globales. Si se considera también el impacto de la contaminación atmosférica en la salud local, esa tasa impositiva aumentaría a 0,089 dólares, lo que se traduciría en un aumento del 85 por ciento en el precio medio de la electricidad para los mineros. Un impuesto de ese tipo aumentaría los ingresos anuales del gobierno en 5.200 millones de dólares a nivel mundial y reduciría las emisiones anuales en 100 millones de toneladas (alrededor de las emisiones actuales de Bélgica).
En el caso de los centros de datos, habría que fijar un impuesto específico sobre su consumo de electricidad de 0,032 dólares por kilovatio hora, o 0,052 dólares si se incluyen los costes de contaminación del aire. Es ligeramente inferior al de las criptomonedas porque los centros de datos suelen estar en lugares con electricidad más ecológica. Esto podría suponer hasta 18.000 millones de dólares anuales.
La situación actual es la opuesta: muchos centros de datos y mineros de criptomonedas disfrutan de generosas exenciones e incentivos fiscales sobre la renta, el consumo y la propiedad. Si se tienen en cuenta los daños ambientales, la falta de empleo significativo y las presiones sobre la red eléctrica (que posiblemente aumenten los precios para los hogares y reduzcan la demanda de otros bienes con bajas emisiones, como los vehículos eléctricos), los beneficios netos de estos regímenes fiscales especiales son, en el mejor de los casos, inciertos.
Incentivos de política
Por otro lado, las aplicaciones de IA podrían conducir a un uso más inteligente y eficiente de la energía, lo que algunos han postulado que podría ayudar a aliviar la demanda de electricidad. Las políticas adecuadas aún pueden incentivar el desarrollo de aplicaciones de IA con efectos sociales positivos y, al mismo tiempo, abordar el daño ambiental.
Para los responsables de las políticas, un precio amplio del carbono coordinado entre los países sería la mejor manera de reducir las emisiones, porque fomentaría un menor consumo de combustibles fósiles, fuentes de energía más limpias y una mayor eficiencia energética. Para limitar el calentamiento global a 2 grados, los países tendrían que introducir medidas adicionales equivalentes a un aumento del precio del carbono a 85 dólares por tonelada para 2030 .
En ausencia de un precio global del carbono, medidas específicas podrían alentar a los mineros de criptomonedas y a los centros de datos a utilizar equipos más eficientes energéticamente e incluso podrían motivar la adopción de una minería de criptomonedas que consuma menos energía. Complementar los impuestos a la electricidad con créditos por emisiones cero, acuerdos bilaterales de compra de energía y, potencialmente, certificados de energía renovable también sería de ayuda.
La coordinación transfronteriza también sigue siendo importante, ya que la adopción de medidas más estrictas en un lugar podría alentar la reubicación en jurisdicciones con estándares más bajos.
A medida que se cierra rápidamente la ventana de oportunidad para contener el aumento de las temperaturas, se necesita urgentemente ampliar las fuentes de energía renovable y adoptar un precio adecuado al carbono. Mientras tanto, medidas específicas, incluida la tributación, pueden ayudar a mitigar las crecientes emisiones de la minería de criptomonedas y los centros de datos.