El Gobierno progresista de Lula da Silva ha defendido la eficacia de su plan de prevención y control de la deforestación ilegal.
La deforestación ilegal en la Amazonía brasileña ha caído un 45,7% en el último año, su nivel más bajo desde 2016, cuando las autoridades comenzaron a utilizar el método actual de medición. Según ha informado el Gobierno de Brasil este miércoles, la selva amazónica ha perdido 4.314 kilómetros cuadrados de vegetación entre el 1 de agosto 2023 y el 31 de julio de 2024.
La cifra muestra una fuerte caída de la deforestación ilegal en la mayor selva tropical del mundo, aunque el dato oficial se conocerá en los próximos meses, cuando un sistema más sofisticado y preciso (Prodes) divulgue la tasa oficial.
El Gobierno, sin embargo, también ha informado que luego de 15 meses de baja mensual constante en el comparativo interanual, la deforestación ilegal en la Amazonía brasileña ha vuelto a dispararse en julio.
La deforestación ilegal rompe su tendencia a la baja en julio
Según los datos del sistema de alertas divulgados este miércoles, en el mes pasado fueron destruidos 666 kilómetros cuadrados de vegetación en el bioma, un 33% más que en julio de 2023 y un 44,4% más que en junio.
La deforestación ilegal en la Amazonía suele aumentar hacia finales de junio, antes de que comience el período de sequía que se extiende desde agosto a enero.
En este año, además de la intensa sequía que se vive en el bioma por los efectos prolongados del fenómeno de El Niño y de los cambios climáticos, el aumento de la devastación ha estado influenciado por otros factores.
Según ha explicado el secretario ejecutivo del ministerio de Medio Ambiente, João Paulo Capobianco, también ha impactado la huelga que se vive en el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), el principal órgano de control ambiental en el país, y las próximas elecciones municipales de octubre, período en el que los alcaldes suelen ser más permisivos.
Lula da Silva aspira a una deforestación ilegal cero en 2030
La caída de la deforestación ilegal en los últimos 12 meses ha estado impulsada por la reducción de la devastación registrada en cinco de los nueve estados de la Amazonía brasileña, con una baja de 63% en Rondônia, del 58% en Amazonas, del 54% en Acre, del 52% en Mato Grosso y del 47,7% en Pará.
La disminución de la deforestación ilegal también se ha observado en las Unidades de Conservación Amazónica (- 67%) y en los Territorios Indígenas, donde la devastación ha caído un 50%.
Durante la presentación de los datos, la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, ha señalado que la caída en la deforestación ilegal de la Amazonía es el resultado del plan de prevención y control implementado por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
El Gobierno de Lula aspira a lograr una deforestación ilegal nula para 2030 y ha reforzado los recursos para fiscalizar el cumplimiento de las normas ambientales, después de una aplicación laxa durante los años de mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro que aceleró la tala de vegetación nativa