viernes, noviembre 08, 2024

Generales, Locales

Roberto Dones, portador de un apellido tradicional de Necochea

Sharing is caring!

Estuvo en los estudios de Radio Rivadavia, en Necochea Digital, dialogando con Quimey Marfil y Horacio Castelli, recordando la tradicional familia que llegó a nuestra ciudad en el año 1917.

Recordando a los tres hermanos que comenzaron con la dinastía de las agencias de quinielas, Carlos, Guillermo y Roberto “Cholo” Dones.

La decisión de separarse entre el Centro y la Playa, marcó una tradición que se mantiene en la actualidad, donde “Cholo” Dones, quedó con la tradicional esquina de 59 y 62, y Guillermo, papá de Roberto que se fue al sector de la playa.

Destacó las características de las publicidades originales que fueron una marca distintiva de las agencias, remarcando que fue el primer comercio que colocó publicidad luminaria.

“Me viene a la mente que me comentó mi hermano mayor, que vivía al lado de la agencia, que fue el primer negocio en Necochea que puso un cartel luminoso, ustedes imagínense en 1917 Necochea con muy pocos habitantes”.

“Además fue el primer negocio que quedó abierto hasta las 4 de la mañana, fue toda una revolución”.

Sobre su vida comentó que fue el primer integrante de la familia que fue a la Universidad, y en aquellos años, tan difíciles para estudiar se trasladó a La Plata, donde luego nacieron todos sus hijos.

Comenzó la carrera de medicina, que por distintas razones no pudo culminar, pero que lo mantuvo en esa ciudad con actividades comerciales, que muchos necochenses que estudiaron en la ciudad de las diagonales, se acuerdan.

En la década de los ’80, volvió a Necochea, para no irse nunca más y sintiendo que es “su” ciudad.

Destacó el avance tecnológico, que permite que los resultados y sus ganadores se conozcan en minutos, cuando antes debían mandarse los cartones a La Plata, para ser procesados por una computadora de grandes dimensiones, y esperar.

Recordó que, en la época del PRODE, las chicas que atendían y tomaban las apuestas, con un punzón tenían que perforar las tarjetas IBM, y hacerlo con mucha exactitud, porque un cartoncito que no saliera, era rechazado y se perdía la jugada.

Todo esto, fue un resumen muy corto, pero intenso sobre la historia de uno de los apellidos más tradicionales y originales del distrito.