sábado, diciembre 28, 2024

Opinión

Cómo América Latina puede utilizar el comercio para impulsar el crecimiento

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Flavien Moreau , Rafael Machado Parente

La mayoría de los países de América Latina y el Caribe no están aprovechando plenamente el potencial del comercio internacional, un importante motor de crecimiento para las economías de mercados emergentes.

Si bien la región ha logrado algunos avances en materia de apertura comercial, continúa estancada debido en gran medida a una infraestructura deficiente, procedimientos de despacho de aduanas onerosos y barreras arancelarias y no arancelarias relativamente altas al comercio. 

Una medida importante para la apertura comercial, la suma de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, representa sólo el 47 por ciento del producto interno bruto. Eso es alrededor de 20 puntos porcentuales por debajo del nivel de otros mercados emergentes de todo el mundo.

El comercio entre países de la región también está rezagado y se ha mantenido prácticamente estable en menos del 20 por ciento del comercio total de América Latina. Eso equivale a sólo la mitad del nivel del comercio intrarregional en Europa del Este y Asia Central y un tercio del nivel en Asia Oriental. 

La participación de América Latina en las cadenas de valor globales también es limitada. Esto se debe a que muchos países están más centrados en exportar materias primas que en bienes intermedios o finales, aunque la economía mucho más integrada de México es una excepción destacada, principalmente debido a sus estrechos vínculos con Estados Unidos.

América Latina probablemente disfrutaría de grandes beneficios económicos si mejorara importantes infraestructuras comerciales, como el transporte y las aduanas, según muestra un nuevo estudio realizado en nuestra última Perspectivas Económicas Regionales

La racionalización de los procedimientos aduaneros, el fomento de asociaciones público-privadas en la industria logística y la reducción de los obstáculos burocráticos son ejemplos de políticas que pueden ayudar.

Reducir a la mitad la brecha de infraestructura entre la región y las economías avanzadas, por ejemplo, reduciría los costos del comercio y daría como resultado un aumento del 30 por ciento en las exportaciones, según muestra nuestra última investigación. 

Esta mayor demanda de productos de la región, a su vez, aumentaría el PIB hasta en un 7 por ciento, lo que subraya por qué las autoridades deberían prestar mayor atención a mejorar la infraestructura relacionada con el comercio.

Dado que es posible que algunos países no puedan permitirse grandes inversiones en infraestructura, el progreso requiere priorizar los mayores obstáculos y atraer más inversión privada.

En este contexto, se espera que la transición energética altere profundamente los patrones del comercio mundial. Los países latinoamericanos con grandes reservas de minerales críticos –como Chile, Perú, Brasil, México y Argentina– podrían beneficiarse sustancialmente de la creciente demanda de cobre, litio, magnesio y otros insumos esenciales para las tecnologías verdes y la descarbonización. 

Con los marcos de políticas apropiados, estos recursos podrían atraer inversiones significativas y ayudar a desarrollar oportunidades para que los países latinoamericanos aumenten su participación en las cadenas de valor globales.

Por último, el nearshoring, donde las empresas reubican partes de sus operaciones de la cadena de suministro a países más cercanos por razones de resiliencia, también es una oportunidad para que los países de la región aumenten el comercio. 

México es un ejemplo de un país que se ha estado beneficiando de una mayor inversión en manufactura debido a esta tendencia.

En general, cerrar las brechas de infraestructura, reducir aún más las barreras comerciales y aplicar políticas que hagan de América Latina un destino de inversión más atractivo deberían ser elementos clave de la estrategia comercial de la región en el futuro.