sábado, noviembre 23, 2024

Ecología

Semana Mundial del Agua 2023

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Estamos en plena Semana Mundial del Agua. Un momento ideal para reflexionar acerca de los problemas que se relacionan con este elemento vital. Desde la distribución desigual de este recurso, hasta del mal uso y hasta abuso que se le da.

Semana Mundial del Agua 2023. El agua es un recurso vital. Satisface una de las necesidades humanas básicas. Pero también es uno de los elementos clave del desarrollo agrícola, de ciertos transportes, de la producción de energía, de la industria y del turismo.

Existe una distribución desigual del agua a nivel mundial. Tanto en el ámbito espacial, como climática. Globalmente, hay áreas que experimentan lluvias torrenciales e inundaciones, mientras que en otros puntos se sufren gravísimas sequías. Y es que ya sea demasiada o muy poca, esta fluctuación en el acceso a este recurso puede tener consecuencias catastróficas para la salud humana y, en ocasiones, para la vida.

Existen importantes disparidades entre las diferentes regiones del mundo en lo que respecta al acceso al agua potable. Los expertos alertan de que todos los países ricos tienen acceso a ella. Pero que su consumo supera con creces las necesidades vitales. Un europeo puede usar fácilmente 150 litros/día. Mientras que en los países en desarrollo cada persona debe contentarse con 10 litros/día de media.

En algunas naciones del Sur global, la desertificación de las tierras, las sequías recurrentes y la falta de inversión estatal son un mal endémico. Por ello, más de 700 millones de seres humanos no tienen acceso a un punto de agua potable.

Además, más de 2.400 millones de hombres carecen de instalaciones sanitarias básicas (inodoro, lavabo o incluso grifo en casa). Esto significa que estas personas tienen que caminar kilómetros todos los días para llegar a un punto de agua. O hacer cola durante horas para llenar sus cubos en el grifo.

Desigualdades abismales

Los países pobres no tienen los mismos medios que los países ricos para regar grandes superficies, potabilizar el agua mediante un proceso de saneamiento, evacuar y tratar las aguas residuales. Básicamente, porque estas instalaciones son extremadamente caras.

Cada minuto que pasa mueren una media de 15 personas por enfermedades transmitidas por el agua contaminada (cólera, fiebre tifoidea, polio, etc.). Y por la falta de instalaciones sanitarias. Esto implica 8 millones de víctimas al año, en su mayoría niños pequeños.

La escasez hace que este recurso vital sea extremadamente valioso. Por eso si bien al petróleo se lo llamaba “oro negro”, hoy hablamos del “oro azul” al referirnos al agua dulce. El problema es que no solo es fuente de vida, sino también de riqueza. Cuando hay problemas con el agua, surgen tensiones entre Estados, conflictos geopolíticos y la lucha por controlar las corrientes fluviales situadas en zonas con un importante déficit hídrico. Semana Mundial del Agua 2023.

Un derecho inalienable

El acceso al agua potable se ha convertido desde el 28 de julio de 2010 en un derecho humano. Ese día, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el acceso a agua y a instalaciones sanitarias de calidad como un derecho humano esencial para el pleno disfrute del derecho a la vida.

Desde 1990, la proporción de personas sin acceso al agua potable ha disminuido en 10 puntos (entonces era del 23%, ahora es del 13%). Esto significa que 1.800 millones de personas han visto sus vidas transformadas. En algunos países asiáticos, el progreso ha sido espectacular: en Vietnam, la proporción aumentó del 58 al 94% en 30 años.

Contaminación y desperdicio

En la Unión Europea, el 20% de las aguas superficiales están seriamente amenazadas por la contaminación. El agua es un recurso frágil, que se contamina fácilmente. La agricultura y la industria en todo el mundo son fuente de polución de las aguas fluviales, superficiales y subterráneas. La gestión sostenible del agua es esencial para todos.

No hay problemas de acceso al agua que no puedan resolverse mediante arbitraje político o mediante tecnología. Aunque es obvio que llevar agua en grandes cantidades a zonas desérticas y tratarla para que sea potable tiene un coste importante. Pero esta necesidad debería primar sobre cualquier otra cosa.

El agua no tiene fronteras. Debería haber solidaridad entre los países ribereños de los ríos en torno a los cuales existen tensiones. Es absolutamente necesario que estos Estados aprendan a gestionar el agua juntos, en estrecha colaboración. Por el bien de sus comunidades.

Por otra parte, es fundamental que se valore este recurso. El desperdicio de hoy puede llegar a pagarse caro mañana. Porque la cantidad de agua dulce del planeta es finita. Y hay cierto tipo de contaminación que puede demorar siglos en desaparecer (radiación, metales pesados, venenos, etc. Cuidar el agua es un deber de todos. Semana Mundial del Agua 2023.

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