El mercurio que se emplea en la industria no llega al mar únicamente con la lluvia. Además de las precipitaciones, hay una fuerte influencia del intercambio de gases, algo que deberá tomarse en cuenta al implementar nuevas medidas con el fin de reducir las emisiones de este metal.
Cada año, las centrales eléctricas de carbón y las actividades mineras emiten 2.300 toneladas de mercurio gaseoso a la atmósfera. La sustancia nociva adopta entonces diversas formas químicas al circular entre el aire, el suelo y el agua en un complejo ciclo. El mercurio es especialmente peligroso en el mar, donde se bioacumula en los peces en forma de metilmercurio, altamente tóxico.
Cuando este compuesto entra en el cuerpo humano debido al consumo de pescado, puede tener un efecto adverso en el desarrollo del cerebro en los niños. Y causar enfermedades cardiovasculares y otras afecciones en los adultos.
Los expertos estiman que gracias a las actividades humanas, desde el inicio de la industrialización se ha triplicado la cantidad de mercurio en la superficie del océano. Anteriormente, los expertos suponían que este metal entraba en el océano principalmente a través de las precipitaciones. Sin embargo, son solo suposiciones, ya que no hay estaciones colectoras de precipitaciones sobre el mar».
Huella dactilar mercurial
Gracias a un nuevo método es posible distinguir si el mercurio procede de las precipitaciones o ha entrado en el mar a través del intercambio de gases. Esta técnica se conoce como ‘huella dactilar mercurial’. Y se basa en la medición de diminutas diferencias de peso entre los átomos de mercurio que se encuentran en la naturaleza, conocidas como isótopos.
Analizando muestras de agua de varios lugares se llegó a la conclusión de que algo más de la mitad de mercurio que se halla en océanos y mares sí procede directamente de las precipitaciones. Mientras que la otra mitad se introduce en los océanos por intermedio de la absorción del mercurio gaseoso.
Hay una fuerte sospecha de que la absorción de mercurio por parte de las plantas hace que la mayor parte del metal pesado se deposite en la tierra. Y allí es secuestrado de forma segura en los suelos. De forma que suponga un menor riesgo para los seres humanos. de todas formas, lo más sensato es reducir las emisiones. Por el bien de todos los seres que habitan el planeta.
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