Desechados o a la deriva en el océano, los desechos plásticos pueden acumularse en la superficie del agua, formando islas flotantes de basura. Aunque es más difícil de detectar, los investigadores sospechan que también se hunde una cantidad significativa.
Los nefastos periplos marinos del plástico. En un nuevo estudio, un equipo de investigadores utilizó modelos informáticos para estudiar la distancia que recorren los trozos de plástico ligero al caer al mar Mediterráneo. Sus resultados sugieren que estas partículas pueden desplazarse bajo el agua mucho más lejos de lo que se pensaba.
Desde viejas bolsas de compras hasta botellas de agua, la contaminación plástica está asediando los océanos. Estos desechos son un verdadero problema para el medio ambiente marino. Los animales pueden quedar atrapados en ellos o comerlos por error. Y si permanece en el agua, los desechos plásticos pueden liberar contaminantes orgánicos.
El problema es más visible en la superficie, donde las corrientes pueden acumular estos desechos en los llamados parches de basura. Sin embargo, los desechos plásticos también se acumulan en lo más profundo de los océanos. Incluso el material que pesa menos que el agua puede hundirse cuando las algas y otros organismos se adhieren a él. Y a través de otros procesos.
Trozos de este plástico liviano, que normalmente miden 5 milímetros o menos, han aparecido a casi 1 kilómetro debajo de la superficie. Los investigadores no saben mucho sobre lo que sucede cuando el plástico se hunde, por lo que se propusieron averiguarlo.
Haciendo cálculos
Para lograrlo utilizaron un modelo informático avanzado desarrollado para rastrear el plástico en el mar e incorporaron una gran cantidad de datos ya recopilados sobre la contaminación por plástico flotante en el mar Mediterráneo. Luego simularon casi 7,7 millones de trozos de plástico distribuidos por el mar y rastrearon sus caminos virtuales a profundidades de hasta 800 metros.
Sus resultados sugirieron que cuanto más lentamente se hundían los trozos de plásticos, más lejos los llevaban las corrientes desde sus puntos de origen. Y que las más lentas viajaban un promedio de aproximadamente 280 kilómetros lateralmente. Si bien las observaciones de la distribución de plástico bajo el agua son limitadas, el equipo encontró que sus simulaciones concuerdan con los datos disponibles de lo que sucede en el Mediterráneo.
Sus simulaciones también sugirieron que las corrientes pueden empujar el plástico hacia las áreas costeras. Y que solo alrededor del 20% de la contaminación cerca de las costas se origina en el país más cercano. Los largos viajes de estas partículas significan que este plástico tiene un mayor potencial para interactuar con la vida marina y dañarla, según los investigadores. Los nefastos periplos marinos del plástico.
Referencia: Los autores agradecen la financiación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Fundación Tara Expeditions y la Fundación Alberto II de Mónaco. El estudio se publicó en en Environmental Science & Technology de ACS.