Hace tiempo que se conocen los antinutrientes, elementos que están presentes en los alimentos naturales y que, consumidos en exceso, pueden resultar perjudiciales. Los fitatos o el ácido fítico son uno de los antinutrientes más conocidos.”
Los fitatos y el ácido fítico son compuestos con capacidad antioxidante, que se encuentran en los granos enteros y las legumbres. Además de en algunos frutos secos, como las nueces y en la mayoría de las semillas, que se emplean como alimentos en todo el mundo.
La principal preocupación que pesa sobre los fitatos es que, son capaces de unirse a ciertos minerales como el hierro, el manganeso, el zinc y en menor medida, con el calcio y algunas vitaminas. Y su consecuencia es que ralentizan su absorción, es decir, que impiden que el cuerpo los asimile de forma correcta.
La presencia de los fitatos en los alimentos, no es una situación tan preocupante como muchos piensan. Son parte de la naturaleza de estos productos. Y como en todos los ámbitos de la vida, depende de las cantidades de dichos elementos, que se consuman.
Una dieta equilibrada y sana garantiza que, por más que estén presentes, no tienen por qué resultar dañinos. A menos que la persona que los come, tenga una sensibilidad especial a los alimentos que los contienen o a los mismos antinutrientes.
La gran mayoría de las personas consume la cantidad suficiente de minerales, como para que, compense la falta de absorción de un porcentaje de los mismos, que se relacione directamente con la presencia de los fitatos y de otros antinutrientes. ¿Qué pasa con los fitatos?
Prevención
En realidad, quienes sí deberían preocuparse son las personas que han elegido llevar dietas especiales, como los vegetarianos, los veganos, los flexitarianos o los crudivoros (los que solo comen comidas crudas, sin ningún tipo de procesamiento previo o cocción).
Ello se debe a que, por exigencias dietéticas se puede llegar a consumir grandes cantidades de ciertos alimentos. Que al contener fitatos y otros antinutrientes pueden hacer que se rompa el equilibrio, en cuanto a la absorción adecuada de todos los minerales que necesita el cuerpo.
Está comprobado, que las personas que, por ejemplo, comen grandes cantidades de salvado de trigo, que es una de las fuentes más concentradas de antinutrientes, pueden experimentar deficiencias de zinc y de hierro. Incluso, este es un mal generalizado en algunos países, cuya base alimentaria son los granos y/o las semillas enteras.
Es importante tomar en cuenta que hay formas de eliminar gran parte de los antinutrientes presentes en los alimentos. Un remojado previo (en agua y vinagre o zumo de limón, yogur o suero de leche) es eficaz. La cocción adecuada de los alimentos o el hacer germinados de las semillas y los granos también ayuda mucho.
La parte positiva
También es importante valorar que los fitatos tienen ciertos beneficios para la salud. De hecho pueden resultar eficaces antiinflamatorios, reducir la carga glucémica de los alimentos. Y para ayudar a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares.
En investigaciones de laboratorio se ha comprobado, que los fitatos también pueden ayudar a normalizar el crecimiento ciliar. Y que son capaces de detener la proliferación de células cancerosas, en cierto tipo de tumores. ¿Qué pasa con los fitatos?
En definitiva, si bien pueden ser prejudiciales, esto solo sucederá cuando la ingesta de alimentos que contienen antinutrientes, resulte excesiva y prolongada. Llevar una vida sana es sinónimo de equilibrio y mesura, en todos sus aspectos. Por lo que, si se opta por ella, los antinutrientes no deben ser una preocupación.
FUENTE: Ecoticias