Kicillof no consiguió el quórum para aprobar los cambios en la caja previsional del Bapro. El Gobernador no pudo reunir a todo el peronismo. Faltaron Patricia Cubría y Débora Indarte. El radicalismo priorizó la unidad con el PRO.
El enojo de Axel Kicillof no logró cambiar la postura del radicalismo que priorizó la unidad de la coalición opositora y se negó a bajar al recinto para aprobar los cambios en la ley que regula la polémica caja previsional del Bapro.
En las primeras horas de esta mañana, el Gobernador insistió con bajar el proyecto al recinto aun cuando los interlocutores con la oposición le avisaban que el radicalismo se sumaba a la postura del PRO y que por lo tanto no habría quórum para sesionar.
El problema para Kicillof es que no pudo reunir a la totalidad del Frente de Todos. La diputada Patricia Cubría -esposa de Emilio Pérsico- no estuvo en la sesión. Tampoco estuvo Débora Indarte, una aliada al peronismo que en el Frente de Todos descontaban que iba a sentarse en su banca. «Estuvo todo el día en Mar del Plata y en ningún momento se conectó», dijeron desde su entorno.
La postura de dos diputados del oficialismo supone un duro impacto dentro del Frente de Todos en la Legislatura porque hace implosionar la estrategia del Gobernador de responsabilizar a la oposición. «Si no pudieron juntar al peronismo para sesionar. «¿De qué nos van a acusar a nosotros, si no pudieron juntar al peronismo para sesionar», dijo este miércoles un legislador del PRO.
El duro mensaje del gobernador del lunes y la presión para bajar este miércoles el proyecto al recinto tenía como objetivo conseguir los votos del radicalismo y forzar a que la coalición opositora vote dividido. Nada de eso sucedió y las tres patas de Juntos se mantuvieron firmes en su postura. Se sabía que el PRO y la Coalición Cívica no iban a bajar. Ya habían adelantado su rechazo después del mensaje de Kicillof.
La ley actual fue aprobada en 2017 e impulsada por la ex gobernadora para achicar el déficit crónico que tiene esa caja previsional. Durante la campaña de 2019, Kicillof se comprometió con el titular de La Bancaria, Sergio Palazzo, a derogar esa ley si llegaba a la gobernación.
El año pasado el Gobernador envió un proyecto de ley. Pero -sin mayoría propia- y con algunas fracturas internas, el proyecto nunca pudo bajar al recinto.
En paralelo, la Suprema Corte bonaerense les dio tiempo al gobierno hasta el 14 de diciembre para reformar algunos puntos de la ley que son observados por los jueces. Ese día es el plazo límite fijado por los magistrados para que la Legislatura apruebe el proyecto de ley enviado por el Ejecutivo. Si no lo hacen la declararán inconstitucional.
«Es una ley muerta. 5000 afectados ganaron las cautelares. La ley no existe más, porque los 11.000 que todavía no presentaron medidas cautelares las van a presentar y van a tener el mismo resultado. La ley no sirve. Es un desastre», dijo el gobernador en un acto en la Casa de Gobierno. Estaba acompañado por el titular de La Bancaria, Sergio Palazzo.