Por Horacio Castelli
Este lamentable político necochense es tan caradura que declara, “No vamos a dejar que Macri, ni nadie, agravie la figura de Yrigoyen“.
¿Será porque quiere ser solo el y sus seguidores los que agravien a Yrigoyen, Illia, Balbín y Alfonsín?
Todo lo actuado en su pobre carrera política, ha servido para agraviar las bases del radicalismo, que nació a partir de una revolución contra la burguesía y la década infame que llevaron adelante los liberales.
Los mismos liberales a los que se abraza desesperadamente, dejando de lado los principios de Hipólito Yrigoyen.
Es mucho más agraviante, su accionar político desde la banca de concejal que supo ocupar, o desde la Secretaría de Gobierno.
Es mucho más agraviante para la memoria y figura de Yrigoyen, trabajar para hacer del radicalismo un espacio pequeño que solo sirva para lograr banca para los amigos.
Es agraviante, que este radicalismo, adhiera a Juntos por el Cambio, que lo integran las mismas familias que manejaban los gobiernos a los que se enfrentó Yrigoyen.
Incluso, menosprecia la condición de Nacional y Popular del radicalismo, cuando fue el propio Hipólito Yrigoyen el que dio impulso a YPF, una industria «nacional» y en su accionar político se volcó al «pueblo» para ganar sus dos elecciones.
Desprecia ser «nacional» y «popular», cuando Humberto Illia, decidió presentar y aprobar la Ley 16.462, conocida como Ley de Medicamentos, aprobada durante su gobierno, que fija una política de control sobre la producción, comercialización e importación para las empresas farmacéuticas.
Se olvida Esnaola, el saludo final de Ricardo Balbín, cuando despidió a su «amigo», Juan Domingo Perón, y sin embargo, se abraza con los dirigentes del PRO y Juntos por el Cambio, que desprecian e intentan destruir al peronismo.
Su accionar y los de sus seguidores, es lo que agravia la figura de Hipólito Yrigoyen. Alberto Esnaola, una vez más, reafirma que es un «caradura».