martes, noviembre 26, 2024

Opinión

OPINIÓN: Piel de verano

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Además de ser el órgano más grande del cuerpo humano, la piel es muy vulnerable a la exposición al sol y el calor. Es por ello que en verano requiere un mayor cuidado. Al respecto opinó para Télam la Dra. Vanina Gegdyszman, médica dermatóloga.

Por Dra. Vanina Gegdyszman

Para tener una piel nutrida, luminosa y sana en verano lo principal es entender que se trata de un órgano, parte del cuerpo. Comprendido esto, la alimentación, el ejercicio físico y el sueño, además de la rutina diaria de skin care, pasan a ser fundamentales.

Los hábitos diarios son los que marcan la diferencia. Limpiarse la cara todos los días, incorporar el uso diario del protector solar, descansar bien por la noche y evitar el cigarrillo, entre otros.

Luego de la limpieza y antes del protector, los aliados de la piel que no pueden faltar en cremas y serums el ácido hialurónico, la niacinamida y la vitamina C.

El ácido hialurónico es el humectante natural de la piel porque va disminuyendo con el tiempo, se puede aplicar a partir de distintas presentaciones cosméticas y tratamientos médicos. La vitamina C, en tanto, es un excelente antioxidante que regenera, protege contra los radicales libres y previene la hiperpigmentación. Ambos generan un shock de luminosidad y brillo.

En cuanto al cuerpo, luego de meterse al mar o a la pileta, es importante bañarse con jabones cremosos y emplear cremas humectantes con vitaminas A y E, sin dejar de lado manos y pies.

La humectación natural de la piel está dada por los lípidos que contiene y por la capacidad de absorber y retener agua. Si bien, normalmente, la piel produce sustancias que retienen agua y la mantienen humectada, el sol y el calor la alteran, comprometen su función de barrera y promueven que la humedad se pierda más rápido, dejándola más seca.

Esos componentes dejan de cumplir con su función y aumenta la denominada «pérdida transepidérmica de agua», cuyos efectos son una piel seca, tirante, agrietada y opaca.

En cuanto a protectores solares, las opciones son múltiples, en varias presentaciones, específicas para la cara, el cuerpo, adultos o niños.

Al momento de indicar cuál usar, lo más importante es que el factor de protección solar (FPS) sea 30 como mínimo y que protejan de los rayos UVA y UVB, que sean de marcas reconocidas y aprobadas por la ANMAT, porque garantizan que ese FPS es confiable.

Actualmente, además, contienen antioxidantes que la protegen de los radicales libres que generan el envejecimiento celular.

Tras exponerse al sol es importante reparar la piel con humectantes post solares, ya sea emulsiones o geles, que le otorguen humedad, reparen, desinflamen y suavicen, es decir, que mantengan su equilibrio natural.

La urea es un componente muy beneficioso ya que ayuda a impedir la pérdida de agua a través de la barrera cutánea.

Hay que evitar acudir a remedios caseros y plantas como, por ejemplo, el aloe vera, que si bien es un componente interesante en los post solares, no se emplea directamente de la planta.

Por otra parte, también es beneficiosa su exfoliación para eliminar células muertas. Si bien es útil, no es necesaria para todo tipo de piel porque daña la barrera. Es muy importante la consulta con el dermatólogo para determinar la frecuencia y el producto a utilizar.

Hay que comprender que el cuerpo es un todo, en donde los órganos forman parte de ese todo y se nutren de lo que se consume, sin perder de vista que no necesariamente lo que beneficia a la piel de una persona también lo sea para otra.

En síntesis, el cuidado de la piel debe ser durante todo el año, adaptarse a cada época del año, de adentro hacia afuera y de afuera hacia dentro.