Por Horacio Castelli
Hace tiempo que estamos escuchando esta supuesta verdad, basada en ningún análisis serio, sino en la necesidad de comunicadores que buscan desde distintos sectores ideológicos imponer la preeminencia comunicacional.
Los periodistas del Grupo Clarín, La Nación e Infobae, creen manejar a la opinión pública con sus editoriales, noticias falsas y análisis de patéticos personajes que nadie escucha, lee, ni ve.
Los periodistas del Grupo Indalo, insisten permanentemente en el “Poder real”, que estaría representado por medios hegemónicos, jueces y empresarios.
Todos tienen un mismo objetivo, se enfrentan, mediatizan la vida y se crean una burbuja perfecta donde intentan que pase la vida de los argentinos.
Les tengo una mala noticia, esa burbuja la viven solamente ustedes, el poder real está en la gente, que, por ahora, con los problemas diarios que tienen, no se ocupan de las incoherencias que desparraman todos los días desde los medios.
Pero, cuando los ciudadanos despiertan, ni los más poderosos empresarios se salvan, porque cuando se decide no pagar las tarifas injustas, no se pagan los precios inflados de los alimentos, de las prendas, etc. No hay solución para los corruptos.
Por más importante que sea una empresa, cuando la decisión de los ciudadanos se consolida en una decisión conjunta, el poder lo toma, porque quienes deciden que comprar, mirar, leer y escuchar son ellos.
Y no es una hipotética posibilidad, sino una realidad que se ha efectivizado en muchos países, tanto del “Primer mundo”, sino en los países emergentes.
Cuando los ciudadanos se cansan, el escarmiento aparece, y no es con violencia, sino con la capacidad de decidir cuánto se paga, que se compra.
En ese momento, no hay discurso, publicidad o campaña que alcance para revertir esa ola de decisión ciudadana.
El poder real no está en ningún otro lugar que en los ciudadanos. Cuando lo ejercen desde otro sector, es porque la sociedad se los permite. Pero no es para siempre.